El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres en Francia y Estados Unidos, representando cerca del 30% de los nuevos diagnósticos anuales, según cifras recientes. En Francia, más de 61,000 nuevos casos se esperan entre 2023 y 2025. El riesgo vital de desarrollarlo es de aproximadamente 1 en 8 mujeres.
La incidencia ha aumentado, especialmente entre las mujeres menores de 50 años. Sin embargo, la detección temprana es alentadora: cerca de dos tercios de los casos se identifican en un estadio precoz cuando la tumoración está limitada al seno y los tratamientos son más efectivos.
El tipo más común es el carcinoma canalaire infiltrante, que representa entre 70 y 80% de los casos. Le sigue el carcimona lobulaire infiltrante, más difícil de detectar en mamografías. Además, existen formas in situ que pueden evolucionar a cáncer invasivo si no se controlan.
Los síntomas iniciales pueden ser sutiles o inexistentes, pero los expertos alertan sobre signos clave como una nueva masa en el seno o la axila, cambios visibles en la piel o el pezón, secreciones anormales o dolor persistente.
En hombres, aunque el cáncer de mama es raro (<1% de los casos), también se deben vigilar síntomas similares como masas en el pecho o cambios en el pezón.
Los factores de riesgo se dividen entre inevitables, como la edad (80% de los casos ocurren después de los 50 años), antecedentes familiares y mutaciones genéticas (BRCA1, BRCA2), y aquellos ligados al estilo de vida, como obesidad, consumo de alcohol, falta de ejercicio, y exposición a disruptores endocrinos.
Según estudios de 2024, ciertos medicamentos y la radioterapia precoz en el tórax también pueden elevar el riesgo. El estrés crónico y el trabajo nocturno figuran como posibles factores asociados.
Las recomendaciones para la detección en Francia han cambiado en 2025: la mamografía de cribado ahora puede comenzar a los 40 años para mujeres con riesgo medio, con un intervalo de 1 a 2 años, mientras que el programa nacional organizado sigue enfocando a mujeres entre 50 y 74 años con mamografías bianuales. Para los grupos de alto riesgo se añaden pruebas más detalladas como la resonancia magnética mamaria anual desde los 25-30 años.
Opciones de tratamiento y prevención
El tratamiento varía según el estadio y tipo de cáncer. La cirugía es la primera opción, que puede ser desde tumorectomía hasta mastectomía. Se complementa con quimioterapia, radioterapia, y terapias específicas como hormonoterapia, inmunoterapia y terapias dirigidas basadas en biomarcadores.
Destaca la prototerapia, una forma avanzada de radioterapia que protege los tejidos sanos alrededor de la tumoración, y la investigación sobre el papel de la vitamina C intravenosa como apoyo sin interferir con otros tratamientos.
Además, enfoques complementarios como la alimentación rica en antioxidantes, ejercicio regular, y terapias como la musicoterapia o arteterapia ayudan a mejorar la calidad de vida y manejo emocional de las pacientes.
En prevención, mantener un peso saludable, limitar el alcohol y evitar disruptores hormonales son claves. Medicamentos como tamoxifeno pueden prescribirse para mujeres con alto riesgo.
En el peor de los casos, si el cáncer no se detecta o trata, el tumor puede extenderse a órganos vitales y causar la muerte. Por eso, el cribado temprano sigue siendo la herramienta más eficaz para reducir la mortalidad.
En resumen, el cáncer de mama sigue siendo un reto de salud pública esencial en Francia y el mundo, donde la detección y tratamiento precoz marcan la diferencia.
