El gobierno de Sébastien Lecornu, a apenas una semana de su formación, enfrenta una amenaza real de caída esta misma semana en la Asamblea Nacional. Diferentes grupos de la oposición, incluyendo la extrema derecha del Rassemblement National (RN) y la izquierda radical de La France insoumise (LFI), han presentado o anunciado su intención de presentar mociones de censura contra el Ejecutivo.
La situación política alcanza un punto crítico justo antes del discurso de política general que Lecornu ofrecerá el próximo martes. La reforma de las pensiones, fuertemente impopular y ya objeto de protestas masivas, es el foco principal del descontento que une temporalmente a fuerzas políticas históricamente enfrentadas.
El Partido Socialista (PS) juega un papel decisivo. Por ahora se mantiene al margen de las mociones conjuntas, pero ha declarado que presentará su propia moción si Lecornu no cumple con demandas claves: suspensión de la reforma de pensiones, fin del uso del artículo 49-3 y acciones concretas para mejorar el poder adquisitivo. Boris Vallaud, líder del grupo socialista, avisó que el apoyo del PS dependerá del contenido del discurso del primer ministro.
Si la izquierda, el RN y otros grupos minoritarios logran un acuerdo, podrían sumar la mayoría necesaria para derribar al gobierno. Sin embargo, la disciplina de voto dentro del PS es incierta, y podría haber divisiones internas que compliquen el plan opositor.
Marine Le Pen, presidenta del grupo RN, reclama la disolución inmediata de la Asamblea para convocar elecciones anticipadas, respaldada también por Éric Ciotti y el grupo Union des droites pour la République.
Por su parte, la coalición de izquierda, liderada por LFI y con el apoyo de ecologistas y comunistas, denuncia la continuidad ministerial sin cambio real y apunta a un gobierno efímero. Mathilde Panot, presidenta del grupo LFI, aconsejó a los nuevos ministros a no involucrarse demasiado rápido porque esperan que el gobierno dure poco.
La incertidumbre domina el ambiente político en París. El voto sobre las mociones de censura podría celebrarse entre miércoles y jueves. La aprobación de una censura implicaría la caída inmediata del gabinete Lecornu II. Algunos dentro del propio partido mayoritario manejan esta posibilidad dada la estrecha mayoría parlamentaria.
En paralelo, la amenaza de una disolución de la Asamblea Nacional también está sobre la mesa, enfrentando al Ejecutivo a una crisis institucional que podría desencadenar una oleada electoral que reconfiguraría el mapa político francés.
El gobierno francés nunca había estado tan frágil tras menos de una semana en funciones. Esta será la semana decisiva para Lecornu y para el futuro del sistema político en Francia.
