El petrolero Boracay, sospechoso de integrar la flota fantasma rusa y sancionado por la Unión Europea, salió del golfo de Gascogne la madrugada del 3 de octubre, rumbo al canal de Suez, según Marine Traffic y Vesselfinder. La embarcación, con bandera de Benín, transporta una carga importante de petróleo ruso con destino a India.
Este barco fue interceptado por autoridades francesas el domingo 28 de septiembre. Después de la detención, el comandante chino y su segundo, también chino, fueron arrestados y puestos en custodia el 30 de septiembre por “falta de justificación de la nacionalidad del barco”. El parquet informó además de un caso de “rechazo a obedecer” por parte del capitán. Tras su liberación, los dos regresaron a la embarcación.
El comandante recibió una citación para comparecer ante el tribunal de Brest el 23 de febrero de 2026. La operación francesa forma parte de un esfuerzo mayor para aumentar la presión contra la venta de petróleo ruso y forzar a Moscú a la negociación.
Emmanuel Macron afirmó: “Queremos aumentar la presión sobre Rusia para que vuelva a la mesa de negociaciones”
El presidente francés hizo la declaración desde Copenhague durante una cumbre informal de líderes europeos donde se discutieron medidas concretas contra la llamada “flota fantasma” rusa. Macron calificó las acciones de la tripulación del Boracay como “faltas muy graves” sin dar mayores detalles.
En respuesta, el Kremlin tildó la retención del barco como una “histeria” y advirtió que podría crear problemas en las rutas globales de transporte energético. Mientras tanto, el Boracay permanece en aguas frente a la costa francesa.
Las autoridades francesas y la Unión Europea intensifican sus acciones para evitar que buques como este eludan sanciones y sigan transportando crudo ruso en medio del conflicto en Ucrania. El seguimiento de estos barcos es clave para aplicar y hacer cumplir los bloqueos contra el petróleo que financia la guerra.
