El 18 de octubre, el príncipe Alberto II de Mónaco inauguró en el castillo de Chantilly una exposición dedicada a Marie Catherine de Brignole-Sale, figura histórica del siglo XVIII que fue princesa consorte de Mónaco y luego princesa de Condé.
Marie Catherine nació el 16 de septiembre de 1738 en el palacio Rosso de Génova, hija única del rico marqués Joseph de Brignole-Sale. Criada entre Génova y París, pronto entró en contacto con la nobleza europea gracias a su madre, Anna Balbi, frecuente en los salones parisinos.
A los 19 años, se casó con el príncipe Honoré III de Mónaco, 18 años mayor, un enlace facilitado por su madre a pesar de la oposición paterna. De esta unión nacieron dos hijos, incluyendo al futuro heredero Honoré IV. Sin embargo, el matrimonio se deterioró debido a los celos y malos tratos del príncipe, y en 1770 Marie Catherine consiguió la separación legal.
Durante ese tiempo, su relación con Louis V Joseph de Bourbon-Condé, un notable príncipe francés y pariente lejano del rey Luis XV, se consolidó. Condé, viudo y dos años mayor que ella, se convirtió en su gran amor. Aunque oficialmente seguía casada con Honoré III, la pareja vivió junta durante más de 25 años hasta la muerte de Honoré en 1795.
Tras la muerte de su primer esposo, Marie Catherine finalmente pudo casarse con Condé en 1808 en Inglaterra, con la aprobación del rey Luis XVIII. Vivieron en Wanstead House, condado de Essex, hasta el fallecimiento de Marie Catherine en 1813 en Wimbledon.
La exposición en Chantilly pone en relieve no solo su vida personal, sino también su papel como mecenas de las artes y su influencia en los ambientes aristocráticos pre-Revolución Francesa. El evento combina documentos históricos, objetos y retratos que ilustran su extraordinario destino entre Italia, Mónaco y Francia.
Aparte de esta vida de corte y amor, la princesa contribuyó a la arquitectura y diseño de residencias importantes, incluyendo un hotel en París y la propiedad de Betz en las cercanías de Chantilly, reflejando su gusto cuidado y su estatus.
La exhibición, organizada por el Museo Condé y el Palacio Príncipe de Mónaco, estará abierta hasta el 4 de enero de 2026.
Este evento ha recuperado la memoria de una mujer cuyo destino atravesó siglos turbulentos y permitió asomarse a los secretos y pasiones de la nobleza europea antes y durante la Revolución Francesa.


































