Erik Essousse, director de Elections Cameroon (Elecam), es el hombre clave en la organización de la elección presidencial en Camerún prevista para el 12 de octubre.
Con 74 años, Essousse goza de la confianza del presidente Paul Biya, quien lo ratificó para supervisar todo el proceso electoral. Desde las inscripciones hasta la compilación de votos, él controla la maquinaria que definirá el rumbo político del país.
Su figura, aunque poco conocida por el público general, es muy influyente dentro del sistema electoral y político camerunés. Sin embargo, su gestión no está exenta de polémica. La oposición lo acusa de parcialidad y manipulación del proceso para favorecer al régimen de Biya, lo que ha intensificado tensiones en un contexto ya volátil.
Essousse llegó a Elecam tras años trabajando en la sombra en el Ministerio de Administración Territorial. Su implementación de la logística electoral y el control de los recursos técnicos le han convertido en un hueso duro para la oposición.
El ambiente político de cara al 12 de octubre es tenso. La oposición cuestiona la transparencia de Elecam y pone bajo lupa cada paso de Essousse y su equipo. Denuncian irregularidades en las listas electorales y temen un fraude sistemático.
Por ahora, Essousse continúa firme al mando, apoyado por Biya, que busca prolongar su mandato tras más de cuatro décadas en el poder. La comunidad internacional mantiene atención sobre la organización y posibles incidencias durante la votación.
Yaoundé se prepara para una jornada electoral que podría definir el futuro inmediato del país, mientras el pulso entre el oficialismo y la oposición se endurece.
En esta coyuntura, el papel de Erik Essousse como árbitro del proceso es tan crucial como cuestionado.
