Una encuesta conjunta del Instituto Verian y Fondapol revela que el 55 % de los franceses rechaza el ecologismo estricto basado en impuestos verdes considerados como una carga injusta y poco eficaz.
Ezzedine El Mestiri, fundador del magazine Nouveau consommateur, critica lo que llama “ecologismo burocrático y decreciente” y asegura que la opinión pública espera una ecología positiva, pragmática y no punitiva.
La encuesta muestra que un 57 % tiene buena imagen de asociaciones ecológicas, pero un 87 % considera que están desconectadas de los problemas reales.
Además, un 66 % opina que las normas ambientales exageradas perjudican a las empresas, debilitando la competitividad industrial frente a otros países.
Se insiste en que la transición ecológica debe acelerarse, pero sin recurrir a medidas que frenen la economía o generen división social.
Alerta sobre inacción y necesidad de inversión
En un contexto político inestable en Francia, la Corte de Cuentas advirtió sobre los riesgos de no actuar: “El costo de la transición ecológica es menor al de la inacción”, comentó.
Se recomienda a Estados Unidos y Europa aumentar sus inversiones en energías limpias, redes y almacenamiento, y redirigir subsidios del sector fósil para una transición justa.
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, urgió a los países a mantener la movilización climática y afirmó que aún es posible limitar el calentamiento global a 1,5 °C.
Mientras tanto, la discusión sobre energías limpias y descarbonización ha perdido fuerza en el debate político francés, víctima de la falta de consenso y prioridades cortoplacistas.
El reclamo es claro: ninguna política ambiental debe castigar ni paralizar sino fomentar crecimiento sostenible y realismo para afrontar la crisis climática a largo plazo.
