Sébastien Lecornu anunció su renuncia como primer ministro apenas horas después de ser nombrado y presentar su gabinete, en un golpe de teatro que conmociona la política francesa.
El domingo por la noche a las 19:40, tras tres semanas de retrasos y negociaciones, el secretario general del Elíseo dio a conocer el nuevo gobierno, con diez ministros de Renaissance y la sorpresa del regreso de Bruno Le Maire como ministro de Estado y de las Armadas. Esta decisión irritó a la derecha, que esperaba cambios más profundos.
La reacción no tardó: a las 21:30, el líder del partido LR y ministro del Interior, Bruno Retailleau, lanzó un tuit crítico señalando que la composición no reflejaba “la ruptura prometida”. Poco después, Gabriel Attal, portavoz del gobierno, calificó el episodio de “espectáculo triste”.
Durante la noche, en conversaciones privadas, Lecornu expresó dudas sobre la viabilidad del gobierno y mantuvo intercambios clave con Emmanuel Macron. El lunes por la mañana, en un encuentro cara a cara, decidió entregar la dimisión formalmente en Matignon.
En su breve mensaje, Lecornu reconoció la dificultad del cargo y afirmó que no podía continuar si las condiciones no estaban dadas. Se mostró visiblemente desconcertado ante la prensa.
Reacciones y consecuencias políticas inmediatas
La dimisión abre una crisis inédita. Marine Le Pen, presidenta del grupo RN en la Asamblea, pidió la disolución inmediata de la Cámara para convocar nuevas elecciones. Por su parte, Xavier Bertrand, líder de LR en la región Hauts-de-France, urgió a Macron a retomar el control del país.
Jean-Luc Mélenchon, líder de La France Insoumise, cuestionó la legitimidad del presidente para seguir al frente en estas circunstancias, apuntando al quiebre institucional que supone la crisis.
Macron, que el lunes estuvo presente en el Panteón para eventos protocolares, ahora enfrenta una encrucijada política que pone en duda su autoridad y el rumbo del quinquenio.
Por ahora, el gobierno de Lecornu no existe más. La pelota está en el tejado del Elíseo para definir los próximos pasos en medio de un panorama político desestabilizado y creciente presión de todos los partidos.
