El Gobierno francés mantiene su postura firme contra la implementación de la tasa Zucman, incluso en su versión aligerada, confirmó hoy la portavoz Maud Bregeon. Esta negativa reaviva la amenaza de censura lanzada por el Partido Socialista (PS), justo cuando se espera que esta semana se debata la fiscalidad sobre los patrimonios más altos.
Bregeon fue tajante:
“Todo lo que pueda afectar al aparato productivo, el Gobierno se opondrá”
. La frase sirvió para que los socialistas vuelvan a apretar las tuercas y levanten la cortina de peligro político sobre el Ejecutivo.
Romain Eskenazy, portavoz del PS, subrayó que la tasa Zucman es su línea roja. Explicó que el partido dio una concesión aceptando un texto alternativo basado en declaraciones del “bloque central”. Pero subrayó que el balón está en el tejado del Gobierno:
“Si permanecen cerrados, será censura”
.
Poco después, la ministra de Acción y Cuentas Públicas, Amélie de Montchalin, usó su habitual estrategia del “en mismo tiempo” frente a la Asamblea. Admitió que el Gobierno está dispuesto a discutir cómo repartir el esfuerzo fiscal, pero advirtió que el debate no está solo en la carga fiscal, sino en cómo se crea riqueza y se reduce el déficit a futuro.
El pulso entre el Ejecutivo y el PS es evidente. Ambos lados buscan evitar una crisis política mayor y una posible disolución parlamentaria. Sin embargo, las negociaciones, ya intensas, aún no han dado fruto. Olivier Faure, líder socialista, marcó como fecha límite el cierre de esta semana para alcanzar un acuerdo.
La tasa Zucman, que apunta a una fiscalización más estricta de los grandes patrimonios para reducir la evasión fiscal, divide al Parlamento y tensiona el calendario político. Esta semana será decisiva para definir si el Gobierno resiste o si la oposición logra desestabilizarlo con la censura.

































