Ian Somerhalder, conocido mundialmente por su papel de Damon Salvatore en la serie Vampire Diaries, estuvo a punto de abandonar la producción durante la temporada 3. Según revela en el libro I Was Feeling Epic: An Oral History of The Vampire Diaries, el actor se sintió frustrado y casi renuncia debido a la dirección que tomaba su personaje.
En las primeras dos temporadas, Damon fue el villano carismático y misterioso. Pero en la tercera, su narrativa cambió radicalmente: perdió protagonismo como antagonista y se centró en sus sentimientos amorosos hacia Elena, interpretada por Nina Dobrev. Paralelamente, el personaje de Stefan Salvatore (Paul Wesley) se volvió más oscuro y complejo.
“Estaba tan enfadado que una vez estaba en la oficina de Julie Plec, la creadora, casi llorando y le pedí que me dejara ir de la serie,” cuenta Somerhalder. Temía quedar estancado en un papel “blando” cuando tenía poco más de 30 años y prefería buscar roles más audaces y sombríos.
“Estaba tan triste porque Damon tenía que ser el héroe y Stefan el malo, que sentía una crisis de identidad,” explicó Somerhalder.
Julie Plec confirmó que hubo tensiones pero le aseguró al actor que su contrato por seis años y la evolución del personaje serían respetados: “Damon no sería unidimensional, tendría altibajos y seguiría siendo central”, afirmó.
Al final, Ian Somerhalder mantuvo su papel durante las ocho temporadas completas y apareció en los 171 episodios, igual que Paul Wesley.
La serie, que sigue disponible en Netflix, sigue generando obsesión y ahora revela tensiones internas pocas veces vistas en producciones de este calibre.
