Villeneuve-sur-Lot.
Después de varios ataques cibernéticos recientes en municipios franceses, un ingeniero en sistemas y redes, Mickaël Hasbrouck, se instala en Villeneuve-sur-Lot para ofrecer cursos sencillos que eviten errores humanos en la seguridad digital.
Hasbrouck, con experiencia en grandes empresas parisinas, detectó que el mayor problema no está solo en los servidores, sino en la falta de conocimiento de los usuarios locales. “El maillon faible, c’est souvent l’utilisateur”, dice. Propone crear grupos pequeños para capacitar a trabajadores de municipios, comercios y asociaciones en prácticas básicas de ciberseguridad.
El riesgo queda claro tras el ataque sufrido hace tres semanas por el ayuntamiento de Fumel, donde un grupo de hackers malayos paralizó servicios entrando en sus servidores. “Funcionamos en modo degradado”, explicó el alcalde, Jean-Louis Costes. Sólo el servicio de estado civil, protegido por servidores estatales, siguió operativo.
Actualmente, se cambian servidores por máquinas más seguras y se limpian 37 estaciones de trabajo. Cada equipo tarda 2 a 3 horas en ser revisado, lo que limita la operación normal del municipio. La recuperación de datos todavía es incierta y podría requerir rehacer documentos si no se consiguen restaurar.
El ingeniero insiste en que la prevención es clave. El módulo oficial de la ANSSI existe, pero lo considera pesado y poco práctico para los usuarios cotidianos. Su apuesta es la formación adaptada según el público: básica para particulares, más específica para comerciantes y mucho más exigente en las administraciones locales.
El caso Fumel evidencia que un clic erróneo o la ignorancia pueden dejar paralizados servicios públicos fundamentales durante semanas. Hasbrouck quiere anticiparse para evitar que otros municipios caigan en la misma trampa.
La ciberseguridad local ya no es solo cuestión de tecnología, sino de cultura y formación.
