La tormenta Alice azotó Cataluña desde el domingo 12 de octubre, dejando un diluvio equivalente a dos meses de lluvia en apenas 48 horas. El impacto fue devastador: ríos de barro corrieron por las calles de varios pueblos y la región que ya estaba en alerta roja quedó completamente inundada.
En La Ràpita, la tierra firme parece haber desaparecido bajo el agua y el lodo. Vehículos quedaron atrapados o arrastrados por la fuerza del agua en las zonas altas. En el pequeño pueblo de Santa Bárbara, al menos una decena de coches fueron desplazados violentamente, acumulándose en las calles como escombros.
Los servicios de emergencia respondieron rápidamente ante esta situación extrema. Hasta el momento se reportan 18 personas heridas, una de ellas grave, y cerca de mil vecinos evacuados que tuvieron que abandonar sus hogares.
“Todo sucedió muy rápido. Intentamos detener el agua pero la subida fue de un metro en cinco minutos”,
contó una residente, describiendo la gravedad del desborde.
Los equipos de rescate siguen evaluando daños, casa por casa, mientras tratan de despejar las carreteras bloqueadas por escombros y lodo. En Ibiza, las inundaciones afectaron el acceso vial al aeropuerto, complicando la movilidad.
Desde la madrugada, camiones con bombas trabajan para extraer millones de metros cúbicos de agua y evitar que la situación se agrave aún más.
Las imágenes capturadas en el lugar recuerdan las graves inundaciones que azotaron Valencia hace justo un año, subrayando la vulnerabilidad constante frente a estas tempestades intensas.
La alerta roja sigue vigente en varias zonas del noreste de España mientras las autoridades llaman a la precaución y a mantenerse informados por posibles nuevos episodios meteorológicos adversos.
