La marina israelí interceptó la flotilla Sumud rumbo a Gaza, aprovechando el reciente plan de paz de Donald Trump para evitar presiones internacionales.
El abordaje, realizado en aguas internacionales y sin orden legal válida, no generó condena oficial en Europa. El ministro francés de Exteriores, Jean-Noël Barrot, se limitó a recordar la prohibición para ciudadanos franceses de acudir a la zona y llamó a un cese al fuego, sin criticar a Israel.
El llamado “plan de paz”, presentado el 29 de septiembre, exige el desarme del Hamas y su exclusión política, sin imponer ningún compromiso a Israel, que mantiene tropas en territorios palestinos y completa bloqueo.
El esquema cuenta además con un “consejo de paz” liderado por Trump y Tony Blair, que legitima a Israel como garante de la estabilidad y pretende hacer al Hamas el único responsable si el acuerdo fracasa.
Justo tras el anuncio del plan, la UEFA suspendió una votación que podría haber expulsado a Israel de sus competiciones, evidenciando un retroceso europeo frente a Tel Aviv.
Mientras tanto, Israel continúa con bombardeos intensos en Gaza, cuestionados por la comunidad internacional pero amparados por la inacción política.
La jugada israelí exhibe un claro uso del plan Trump no para fomentar la paz, sino para consolidar impunidad y debilitar toda oposición palestina.
