Israel y Hamas sellaron este 9 de octubre un acuerdo histórico para poner fin a la guerra en Gaza tras más de dos años de conflicto que dejaron decenas de miles de muertos y una crisis humanitaria masiva.
El plan de paz, negociado por el presidente estadounidense Donald Trump y apoyado por mediadores de Qatar, Egipto y Turquía, establece un alto al fuego inmediato y la liberación de los 48 rehenes israelíes aún retenidos por Hamas. Trump aseguró que todos los secuestrados serán liberados antes del próximo lunes, tras conversación directa con sus familiares.
Por su parte, Israel aceptó liberar a presos palestinos, incluidos algunos condenados por terrorismo, y retirar sus tropas hasta una línea acordada, además de permitir la intensificación de ayuda humanitaria a Gaza. El primer ministro Benyamin Netanyahou calificó este acuerdo como un “gran día para Israel” y convocó una reunión urgente de su gabinete para aprobar los términos.
Las reacciones no se hicieron esperar. En Tel Aviv, familiares de rehenes expresaron su “profunda gratitud” y se congregaron para celebrar, algunos pidiendo un Nobel de la Paz para Trump. En Gaza, los habitantes del campo de refugiados de Khan Younis estallaron en júbilo, viendo en el pacto la esperanza de un nuevo comienzo y el fin de la violencia.
António Guterres, secretario general de la ONU, calificó el acuerdo como una “oportunidad significativa” y reafirmó el compromiso de Naciones Unidas para apoyar la implementación total del pacto y la reconstrucción de Gaza. Hizo un llamado a ambas partes para cumplir el acuerdo sin compromisos ni retrasos.
Plan a largo plazo y retos por delante
La Casa Blanca detalló un plan en 20 puntos para la futura reconstrucción y estabilización de Gaza que incluye la creación de un gobierno internacional de transición, el desarme de grupos terroristas y la apertura total para que los gazaouis puedan salir o regresar libremente. Se prevén además inversiones millonarias y asistencia técnica internacional para crear “ciudades prósperas y maravillosas”.
Sin embargo, el Hamas solo ha aceptado hasta ahora algunas partes aisladas de este esquema. El futuro del acuerdo dependerá de la voluntad real de las partes para mantener la paz y permitir la ayuda humanitaria. La comunidad internacional observa con expectativa, pero con cautela, esta histórica ruptura en la violencia que ha devastado la región.
El acuerdo oficial será firmado formalmente en Egipto este jueves, donde los representantes se reunirán para refrendar el compromiso. Mientras tanto, familias, comunidades y actores globales siguen atentos a que se cumplan las primeras medidas que podrían marcar el fin de uno de los conflictos más largos y sangrientos de la última década.
