La política en Costa de Marfil se calienta a dos semanas del 25 de octubre, fecha del primer turno presidencial. El presidente saliente, Alassane Ouattara, parte como gran favorito, mientras la oposición se presenta dividida y sin una estrategia unificada.
La oposición cuenta con cuatro candidatos oficiales, pero sus intentos de alianza han fracasado. Simone Ehivet Gbagbo intentó en marzo crear una coalición, la CAP-CI, que aglutinaba unos veinte partidos, incluidos el PDCI de Tidjane Thiam y el FPI de Pascal Affi N’Guessan. Sin embargo, las diferencias internas y ambiciones personales desbarataron el proyecto.
El PDCI se ha acercado ahora al bloque de Laurent Gbagbo, mientras que Simone Gbagbo abandonó la plataforma para concentrarse solo en su campaña. Thiam, lejos del país desde hace más de seis meses, sigue en el exterior buscando presionar para unas elecciones más inclusivas.
En Abiyán, Laurent Gbagbo ha recibido a varios candidatos rechazados por el Consejo Constitucional, como Tiémoko Assalé y Pascal Affi N’Guessan, para avanzar en el frente común. Este bloque tenía prevista una marcha pacífica el 4 de octubre que fue prohibida junto con todos los actos que cuestionaran oficialmente las decisiones electorales.
El país está blindado. La operación “Esperanza” despliega a 44.000 efectivos en todo el territorio, un 25% más que en 2020. Este despliegue busca garantizar la seguridad en medio de amenazas terroristas, tensiones con Burkina Faso y conflictos internos en aumento.
La campaña oficial empezó este sábado con grandes mítines, pero la fragmentación opositora y el fuerte control gubernamental marcan el pulso de una elección que se anticipa intensa y tensa.
La oposición enfrenta una dura prueba de unidad mientras Ouattara juega con ventaja y una seguridad reforzada para evitar agitación.
