Javier Milei sorprendió con una victoria clave en las elecciones de medio término en Argentina y ya prepara una agenda ambiciosa para los próximos dos años.
Con una mayoría relativa en el Parlamento, el presidente anunció que continuará con sus reformas ultraliberales, enfocadas en una profunda liberalización del mercado laboral y en una reforma integral del sistema de pensiones.
Para lograrlo, Milei necesita atraer al menos una decena de diputados y senadores opositores. “Tenemos la responsabilidad de dejar de lado los intereses partidistas”, dijo, instando a sus rivales a sumarse a acuerdos básicos para “cerrar una página de la historia argentina y consolidar el crecimiento”.
La urgencia más inmediata será negociar la deuda externa. El Gobierno debe reunir 18.000 millones de dólares para finales de año y evitar un default que podría desbaratar la economía.
Tras conocerse los resultados, el peso argentino se apreció un 4% frente al dólar y la bolsa de Buenos Aires abrió con fuertes ganancias, reflejando optimismo entre inversores.
Además, el mandatario argentino podría contar con un apoyo externo crucial: el plan de ayuda económica de 40.000 millones de dólares prometido por Donald Trump para estabilizar las finanzas locales.
Sin embargo, la mayoría relativa impone un desafío político: Milei deberá negociar con aliados y adversarios para aprobar sus reformas laborales y previsionales, difíciles pero consideradas vitales para reactivar la economía.
La victoria le otorga impulso, pero también la responsabilidad inmediata de mostrar resultados rápidos para evitar que el optimismo se convierta en frustración social.

































