Cada vez más jóvenes menores de 30 años en Drôme y Ardèche están apostando por la inversión en inmuebles para rentar, una tendencia que crece impulsada por las redes sociales y el éxito de casos modelo.
Christophe Collet, asesor en inversión, destaca que “una persona de cada dos que me consulta tiene menos de 30 años”. Entre sus clientes hay jóvenes con formación profesional que incluso optan por seguir viviendo con sus padres para ahorrar y comprar su primera propiedad. Un caso concreto es un joven de 20 años que ya compró dos apartamentos en Valence, los renovó y ahora los alquila.
El atractivo está claro, pero los expertos lanzan advertencias. Romain Sadak, agente inmobiliario, alerta sobre los “vendedores de sueños” en redes sociales que muestran solo las ganancias sin mencionar impuestos y cargas como el IRPF o CSG-CRDS. “Cuando analizas el retorno real, muchos no contemplan esos gastos y terminan con cuentas poco realistas”, explica.
La inversión en alquileres de corta estancia, especialmente en plataformas como Airbnb, aparece como la promesa de mayor rentabilidad, a veces el doble que un alquiler clásico. Sin embargo, no todo es tan sencillo. Sadak detalla que cuando se descuentan los costos de limpieza, reparaciones y el tiempo invertido en gestionar las reservas, la rentabilidad real baja mucho.
Collet coincide y añade que “la clave es dormir tranquilo, la inversión inmobiliaria no debe ser una fuente de estrés constante”. Al contrario de otras zonas más restrictivas como Annecy, en Drôme y Ardèche no hay limitaciones para este tipo de alquileres, aunque algunos edificios son sensibles a molestias causadas por los inquilinos temporales.
La demanda está diversificada: turistas, profesionales que trabajan en el valle del Ródano o en centrales nucleares, buscan alojamientos temporales. También las casas rurales atractivas, como los mas provenzales con piscina, se alquilan por hasta 2.000 a 4.000 euros el fin de semana para clientes de ciudades como Lyon.
Si bien la rentabilidad puede ser rápida, el factor que limita a muchos sigue siendo el capital necesario para adquirir estas propiedades. Aun así, para estos jóvenes, la inversión inmobiliaria ya no es solo un sueño, sino un camino concreto hacia la independencia financiera.


































