El ejército de la República Democrática del Congo (RDC) hizo un llamado urgente a las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR) a deponer las armas y entregarse a las autoridades congolesas o a la misión de la ONU, Monusco, para su repatriación a Ruanda.
La orden se emitió este viernes y está enmarcada en el acuerdo de paz firmado en junio en Washington, una pieza clave para desactivar el conflicto en el este del país. Sin embargo, el ejército no detalló cómo ni cuándo se llevará a cabo el desarme, pero advirtió con claridad:
“En caso de resistencia y rechazo a la entrega, procederemos al desarme por la fuerza o la coacción”.
Kinshasa busca neutralizar a las FDLR, consideradas una “amenaza existencial” por Kigali y una de las razones del apoyo militar ruandés al grupo rebelde M23 que opera en la región. Las tensiones entre RDC y Ruanda afectan directamente la estabilidad regional desde hace años.
Este conflicto también sigue marcado por enfrentamientos frecuentes pese al acuerdo de alto el fuego firmado en julio con mediación qatarí, que aún no frena la violencia y mantiene a más del 80% de las estructuras sanitarias en la región en crisis por falta de suministros. El Comité Internacional de la Cruz Roja alertó el miércoles sobre el flujo constante de heridos en las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur.
En paralelo, el presidente congoleño Félix Tshisekedi instó el jueves en Bruselas a su homólogo ruandés Paul Kagame a “tener el coraje” de avanzar hacia una “paz de valientes”. Esta invitación fue rechazada por el ministro de Exteriores ruandés, quien calificó la propuesta de una “comedia política ridícula” en la red social X.
El acuerdo de Washington incluye el retiro del ejército ruandés de la RDC y la neutralización de las FDLR. No obstante, Kinshasa ha expresado esta semana que las condiciones no se han cumplido para implementar la parte económica del pacto, lo que añade incertidumbre a los avances.
Mientras la diplomacia trata de avanzar, el terreno sigue caliente y la comunidad internacional mantiene la presión para evitar una escalada mayor. La declaración del ejército congoleño y el ultimátum a las FDLR marcan un punto decisivo y podrían desatar combates inmediatos si las milicias se niegan a rendirse.
