La acidificación de los océanos alcanza un nuevo nivel crítico y ya afecta gravemente a los pescadores africanos, quienes ven cada año cómo sus redes se vacían. Según un informe reciente, el pH del agua superficial del océano ha aumentado entre un 30 y un 40% desde la era preindustrial, alterando el ecosistema marino y complicando la subsistencia de millones.
En puntos clave como Saint-Louis (Senegal), Nouadhibou (Mauritania) o Dakhla (Sahara Occidental), comunidades enteras dependen del mar para alimentarse y generar ingresos. La disminución de las capturas no es solo cuestión de sobrepesca, explica el informe, donde embarcaciones industriales europeas tienen gran parte de la culpa, sino también de un cambio químico irreversible en el agua.
Este fenómeno amenaza no solo la biodiversidad marina, sino la seguridad alimentaria de una región donde el pescado es la principal fuente de proteínas para millones. Las familias pesqueras ya enfrentan dificultades por la reducción de las especies capturables y la escasez de recursos.
La acidificación altera la capacidad de reproducción y crecimiento de especies clave, impactando la economía local y elevando el riesgo de crisis alimentarias en años próximos. Expertos alertan que sin medidas urgentes para controlar tanto la contaminación global como la explotación excesiva, la situación empeorará.
Frente a esta realidad, los gobiernos africanos y las organizaciones internacionales deben actuar rápido para proteger los ecosistemas marinos, fundamentales para el bienestar y la estabilidad económica regional. La tierra, el mar y la seguridad alimentaria están estrechamente ligados en esta crisis ambiental que ya es una emergencia social.
