La Asamblea Nacional retoma hoy el examen del presupuesto 2026 y pone bajo la lupa la tasa Zucman, un impuesto emblemático para la izquierda que busca gravar la riqueza oculta en el extranjero.
La medida, impulsada inicialmente por economistas y adoptada como bandera del Partido Socialista, enfrenta serias dificultades para prosperar en el hemiciclo. Ante la resistencia, el PS ha presentado una versión aligerada de la tasa buscando facilitar su aprobación.
Pero ni la versión “light” parece suficiente para convencer a la mayoría. Fuentes parlamentarias avanzan que el Primer Ministro intervendrá en persona para proponer una tercera versión, intentando un compromiso que evite un nuevo rechazo.
El clima político es tenso. La tasa Zucman divide principalmente a la coalición de gobierno y la oposición, con debates acalorados sobre su impacto real en la recaudación y la economía nacional.
La tasa, que grava activos financieros no declarados en el extranjero, es vista por sus defensores como una herramienta clave para combatir la evasión fiscal y redistribuir la riqueza. Sus detractores la consideran una amenaza para la inversión y la competitividad.
Aunque no hay cifras oficiales aún sobre la recaudación esperada en esta ronda, el debate podría marcar un punto de inflexión para la política fiscal francesa. La vigilancia es máxima en el Palacio Bourbon, donde la votación está prevista antes de que termine la semana.
Los ojos están puestos en la intervención del Primer Ministro, que podría inclinar la balanza en la Asamblea y definir el futuro de esta controvertida tasa.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				