La cocina turca se impone en París con una oferta que va mucho más allá del simple kebab. En barrios como Strasbourg Saint-Denis o los distritos 9º y 18º, una ola de restaurantes reivindica sabores auténticos de Turquía y Anatolia, con especialidades que atraen a amantes de la gastronomía tradicional y contemporánea.
Anatolia Village, en el 10º distrito cerca de Strasbourg Saint-Denis, es uno de los más destacados. Aquí, los clientes disfrutan platos kurdos caseros a precios accesibles, con recetas que recuerdan a la comida casera de Asia Menor y una clientela fiel que vuelve a diario. La clave: autenticidad y generosidad en las porciones.
En el 18º arrondissement, la historia es familiar con L’Atelier Dürüm. Este local, centrado en los dürüms (rollos de carne), mezcla tradición y productos frescos, inspirándose en las recetas del sudeste turco. Se ha convertido en un destino obligado para quienes buscan cocina hecha con pasión y sin pretensiones.
Para quienes prefieren el café turco, L’IBRIK en el 9º arrondissment ofrece una experiencia auténtica. Aquí se prepara café turco tradicional, calentado en arena, además de mezze frescos y variados que acompañan desayunos o meriendas con auténtico sabor oriental.
La variedad del menú turco en París incluye desde los mezze — hummus, hojas de parra rellenas, ensalada ezme — a carnes a la brasa como el adana kebab, brochetas de cordero y pollo o platos menos conocidos como manti (raviolis con yogur y mantequilla picante) y lahmacun, una especie de pizza fina con carne especiada.
Opciones de platos vegetarianos y guisos de lentejas o garbanzos también encuentran lugar en la carta, demostrando el alcance de una gastronomía rica y diversa. El cierre dulce corre por cuenta de especialidades como el baklava de pistacho y el künefe, un postre de queso fundido, junto al tradicional té turco servido en vasos pequeños.
Más allá del cliché del kebab, París suma restaurantes que celebran una herencia culinaria milenaria con platos que incitan al intercambio y la convivencia, marca registrada de la mesa turca. Esta tendencia consolida a la capital francesa como destino clave para disfrutar la gastronomía del Mediterráneo y Medio Oriente.
