En Boulogne-Billancourt, una discreta fachada oculta uno de los secretos gastronómicos más vibrantes del oeste parisino: La Machine à Coudes. El restaurante ha capturado la atención de los gourmets gracias al trabajo del chef guadalupeño Rémi Braflan y la ex jurista y experta en vinos naturales Marlène Alexandre-Buisson.
Desde hace meses, este espacio intimista de apenas una quincena de plazas transforma cada comida en un viaje directo a las raíces caribeñas, combinando técnicas francesas clásicas con sabores cálidos y poco comunes en la región.
El menú degustación que domina la carta, de entre tres y siete tiempos, juega con recetas audaces: bokit cremoso ahumado, crudo de atún blanco con mostaza de Brive, gelatina de pepino fermentado o contexto con dorada confitada en jugo de lambi, la caracola emblemática de los mares caribeños. Cada plato es un encuentro entre tradición e innovación, uno a uno cuidadosamente maridados con rones de Guadalupe, Haití, Seychelles o Hawái.
Marlène, en sala, ofrece además una cuidada selección de vinos naturales con especial atención a joyas portuguesas, que apuntalan la experiencia con un servicio elegante y relajado. Pero es el maridaje con rones de alta complejidad lo que distingue al local y lo convierte en un referente irrepetible para el público.
El precio oscila entre 42 euros para el menú de mediodía y 85 euros el menú de siete tiempos por la noche. Está ubicado en el 57 Rue Yves Kermen, un espacio pequeño, sobrio y meticulosamente cuidado.
La popularidad creciente del lugar llega tras la experiencia del chef en cocinas de alta gama como el Burgundy, y el conocimiento del mundo del vino de Marlène, que dejan una impronta gastronómica única en el panorama local. Un caso más de cocina caribeña que despega en la periferia parisina.
