La presión de la Unión Europea podría llevar al presidente serbio, Aleksandar Vučić, a reactivar la controvertida explotación del yacimiento de litio cerca de Loznica, en el oeste de Serbia.
El proyecto, que pertenece al gigante anglo-australiano Rio Tinto, fue abandonado tras masivas protestas ciudadanas en primavera. La mina en el área de Gornje Nedeljice contiene un mineral único llamado “jadarita”, rico en litio y boro, esenciales para las baterías de coches eléctricos.
La urgencia europea por asegurar estos recursos crece tras la votación del Parlamento Europeo que prohibirá la venta de coches con motor térmico desde 2035. Según Maroš Šefčovič, vicepresidente de la Comisión Europea, el objetivo es que la UE sea la segunda productora mundial de baterías al litio, solo por detrás de China, para 2025.
Mientras Europa depende casi completamente de importaciones, la multinacional Rio Tinto, con fuerte capital británico (42 %) y australiano (16 %), mantiene su presencia en los Balcanes desde 2001. El acuerdo inicial con Serbia data de 2017 y fue respaldado por representantes del gobierno serbio, la empresa, y hasta la Banco Mundial.
Pero la oposición local sigue firme. Las casas vacías y ganado errante en Gornje Nedeljice muestran el impacto social que el proyecto ya generó. A pesar de esto, Bruselas apoyaría la reactivación para evitar que la contaminación y la extracción se trasladen fuera de Europa, bajo la lógica de no “deslocalizar” el daño ambiental.
Serbia se juega una apuesta difícil: el desarrollo económico y estratégico frente a la resistencia ambiental y social. Vučić debe decidir si ignora las protestas para alinearse con los intereses europeos y globales o mantiene la suspensión que atenúa tensiones internas.
El pulso europeo con el litio continúa y esta mina en Serbia podría convertirse en un símbolo clave de la transición ecologista con controversias aún sin resolver.


































