En medio del retroceso de las grandes petroleras internacionales en África Central, las compañías estatales luchan por llenar el vacío dejado en Gabon, Congo y Camerún.
La Sociedad Nacional de Petróleos del Congo (SNPC) activó en agosto su derecho de preempción para tomar control del campo petrolífero M’Boundi, una señal clara de que las empresas públicas pretenden no solo asumir la producción sino también controlar los recursos estratégicos.
Mientras las majors globales ajustan sus carteras y se retiran de regiones consideradas menos rentables o con mayores emisiones de CO2, las petroleras nacionales tratan de aprovechar para expandir su presencia. En Gabon, varias compañías internacionales ya han reducido su actividad. En la República Democrática del Congo (RDC), las majors rehúsan comprometerse con nuevos proyectos. Camerún ve también una ralentización en la exploración y producción.
Este giro representa una oportunidad crítica para los actores regionales, aunque el desafío es enorme. Las compañías públicas tienen que mejorar infraestructura y capacidades técnicas mientras manejan la presión de mantener la producción y atraer inversiones.
El movimiento de la SNPC por M’Boundi es el ejemplo más avanzado hasta ahora, demostrando que las empresas locales buscan autonomía en un mercado donde antes las majors imponían presencia indiscutible. Si bien el control nacional puede significar mayor soberanía económica, también plantea interrogantes sobre la eficiencia y gestión de estos recursos vitales.
África Central sigue siendo un área rica en hidrocarburos, pero la dinámica mundial de la energía cambia rápido. La transición hacia energías más limpias y el escrutinio ambiental empujan a las grandes petroleras a priorizar sólo los campos con mayor rentabilidad y menor impacto.
Ahora, las estatal africanas llevan la carga de mantener la producción y adaptarse a estos nuevos retos, con poco margen de error y mucha presión política y económica en juego.
De momento, el futuro energético de Gabon, Congo y Camerún depende en gran medida de la capacidad de sus compañías nacionales para salir de la sombra y dominar el juego petrolero regional.
