Tras casi cuatro semanas de espera, Sébastien Lecornu presentó su primer gobierno este domingo por la noche. Contrariamente a su promesa de ruptura, el nuevo gabinete refleja más una continuidad que una renovación, con 12 ministros ya presentes en el equipo anterior y tres con experiencia previa en cargos ministeriales bajo Macron.
La gran sorpresa es el regreso de Bruno Le Maire, que deja Economía para encargarse del ministerio de las Armadas, un puesto clave en medio de crecientes tensiones internacionales. Su vínculo cercano con Lecornu, exdirector de campaña de Le Maire en 2016, marca una jugada política fuerte pero poco disruptiva.
En Economía, Éric Lombard fue relevado tras un año en Bercy y sustituido por Roland Lescure, diputado de los franceses en América del Norte y exministro de Industria, apoyado por Amélie de Montchalin, que mantiene los Comptes publics.
Por lo demás, el gabinete replica el reparto anterior: Bruno Retailleau sigue en Interior, Gérald Darmanin en Justicia, Annie Genevard en Agricultura, Élisabeth Borne en Educación, y Manuel Valls al frente del Ultramar. También reaparece Éric Woerth, histórico ministro de Sarkozy, encargado ahora de Aménagement du territoire.
Desde Matignon definen esta primera tanda ministerial como un “gobierno de misión, resserré”, orientado a “estabilidad y renovación”, pero la imagen no logra convencer a la oposición ni a figuras del propio partido.
Jordan Bardella, líder del Rassemblement National, fue rápido en descalificar la renovación:
“Un gobierno de los últimos macronistas aferrados al ‘radeau de la Méduse’ sin nada de ruptura”
.
Desde la izquierda, líderes como Jean-Luc Mélenchon acusaron la falta de cambio y advirtieron que el gabinete no pasará la prueba legislativa:
“Es un cortejo de revenants, esto no va a durar”
. También Pierre Jouvet, número dos del PS, advirtió que si no hay cambios políticos reales, la censura será inevitable.
Lecornu se enfrenta esta semana a un duro desafío: convencer al Partido Socialista para evitar que la izquierda presente una moción de censura en la Asamblea este mismo martes, justo antes de su declaración de política general. La alianza entre RN y la izquierda podría forzar a Lecornu a un gobierno efímero o a recurrir a recursos institucionales poco habituales para sostenerse.
En resumen, lejos de la ruptura anunciada, el gobierno de Lecornu apuesta por la estabilidad con una mezcla de veteranos y figuras conocidas que buscan gestionar en tiempos de crisis internacionales y presión política interna.
