El primer ministro Sébastien Lecornu vuelve a asegurar que la suspensión de la reforma de las pensiones, la medida estrella del segundo mandato de Emmanuel Macron, será efectiva y sin rodeos.
La semana pasada, Lecornu prometió introducir un enmienda en el próximo proyecto de ley del presupuesto de la Seguridad Social (PLFSS) para 2026 que pospone la edad de jubilación a los 64 años, pero ya hay dudas sobre si la pausa se mantendrá intacta hasta las próximas presidenciales.
Las críticas no tardaron. Desde la oposición, Jordan Bardella, líder del Rassemblement National, acusó al gobierno de poner a los socialistas en un dilema absurdo: votar a favor del PLFSS completo, que incluye medidas impopulares como el congelamiento de pensiones y el aumento de las franquicias médicas, o rechazar la suspensión y quedar como responsables del fracaso.
Por su parte, Aurélie Trouvé, diputada de La France Insoumise, calificó la promesa de Lecornu como un “engaño” y un falso compromiso que sólo busca ganar tiempo.
Desde el gobierno, la portavoz Maud Bregeon, diputada del partido Renaissance, salió a defender la palabra del primer ministro en una entrevista en BFMTV. Bregeon, que hace dos años apoyó firmemente la reforma, reconoció que la pausa “claro que duele” pero garantizó “no hay ningún truco ni juego sucio” en la medida.
“El primer ministro es un hombre de palabra. Era la demanda de los socialistas, no hay ninguna trampa”
Bregeon apuntó que la enmienda es un “signo mayor” de la buena voluntad del Ejecutivo y que ahora “dependerá de cada grupo parlamentario posicionarse”. Indicó además que habrá “otras discusiones” sobre temas polémicos como las franquicias médicas y que espera unas negociaciones “sanas” con los socialistas para evitar un fracaso en el proceso.
El calendario apremia: las negociaciones presupuestarias comienzan este lunes en la Asamblea Nacional y está por verse si la oposición aceptará esta apuesta del gobierno.
El debate se juega en un terreno político complejo, con dos extremos poderosos en el Parlamento que cuestionan la sinceridad del gobierno y con socialistas que condicionaron su abstención en las mociones de censura a la garantía formal de esta suspensión.
Mientras tanto, el Ejecutivo apuesta que los diputados cumplirán su “primera prerrogativa” de votar el presupuesto y que el compromiso con la pausa se mantendrá firme hasta un proceso legislativo que aún debe recorrer varios meses y negociaciones duras.
