Los 30 nuevos trenes TER transfronterizos adquiridos por la región francesa del Gran Este por cerca de 400 millones de euros no pueden circular en suelo alemán. Así lo confirmó el vicepresidente de movilidad de la región, Thibaud Philipps. El motivo principal: no cumplen con la nueva normativa alemana de freno de emergencia, vigente desde este año y que cambió en cuestión de segundos sobre los tiempos de reacción.
A pesar de haber sido diseñados en colaboración con ingenieros alemanes y franceses, estos trenes, pensados para conectar ciudades como Metz, Estrasburgo y Sarrebruck, no lograron ser homologados para el territorio alemán. Esta paradoja se explica porque las regulaciones centrales del Estado alemán se modificaron después de iniciada la fabricación.
“Desde el inicio del año, un expediente de homologación está bloqueado porque la norma del freno de emergencia cambió”, explicó Philipps.
Resulta sorprendente que, aunque los equipos técnicos de los Länder de Sarre, Renania-Palatinado y Bade-Wurtemberg participaron en el desarrollo y acondicionamiento de estas unidades, un cambio repentino en la homologación a nivel federal impide su uso en territorio alemán. Por ahora, los trenes operan solo en Francia, limitando la fluidez del transporte transfronterizo que debía beneficiar a miles de viajeros diariamente.
Este caso pone en evidencia las dificultades técnicas y políticas que aún enfrentan los proyectos cruzando fronteras dentro de la Unión Europea, especialmente en infraestructuras tan sensibles como el transporte ferroviario. La región Gran Este deberá esperar que se resuelva la homologación para activar plenamente su inversión y mejorar la movilidad internacional, mientras continúa negociando con las autoridades alemanas.
Las consecuencias económicas y operativas de esta paralización todavía no están claras, pero el retraso ya supone un golpe para una inversión millonaria y los planes de integración regional.


































