La tensión crece entre La République En Marche (LREM) y Los Republicanos (LR) en un momento clave para la política francesa de cara a 2027. Mientras LR endurece su postura contra el ministro Sébastien Lecornu y exige un tercio del futuro gobierno, Michel Barnier resurge en la Asamblea Nacional como un actor con ambiciones presidenciales.
La semana estuvo marcada por las críticas internas dentro del socle común que comparten macronistas y LR. Según fuentes políticas, “se les tenía mucho respeto a los LR porque fueron bien servidos en el gobierno, incluso sobrerepresentados, pero no apoyan nada”.
Bruno Retailleau fue claro el jueves: quiere un tercio de los puestos en el nuevo gabinete de Lecornu y demandas firmes en inmigración y recortes de gastos. Reclamos que muestran el desgaste de la alianza y anticipan un pulso duro entre los dos bloques.
En medio de este conflicto, Michel Barnier ganó la segunda circunscripción de París, que incluye barrios acaudalados, y se posiciona como un enemigo directo de Wauquiez y Retailleau, ambos en LR. Un dirigente socialista ironizó: “Barnier acaba de lograr un bastión popular y no ha renunciado a nada”.
Barnier pretende reactivar el vínculo con Arras, una zona clave para la política, mientras que Gabriel Attal parece quedar aislado. Durante el campus de Arras, Attal intentó marcar un nuevo rumbo para su partido, pero varios altos cargos boicotearon su discurso. Según críticos dentro de Renaissance, “intentó un golpe político y terminó solo, sin ministros ni diputados, lo que pone en riesgo su candidatura futura”.
Mientras tanto, Marine Le Pen mantiene en secreto sus movimientos. Algunos analistas creen que negocia un acuerdo de no censura con Matignon, otros aseguran que busca adelantar las elecciones legislativas. Busca aprovechar la fractura en la derecha y la división creciente dentro de LR, especialmente después que una parte de su bancada no apoyó la confianza a Bayrou.
El viernes pasado, Lecornu dio un paso hacia el Partido Socialista para rebajar tensiones y ampliar su base, una señal de que la crisis interna en la coalición macronista sigue escalando.
El pulso Macron-LR-Ps y la crisis de liderazgo en Renaissance marcan un inicio de temporada política caliente. De cara a 2027, el tablero queda abierto y nadie parece dispuesto a ceder terreno fácil.
