Tras un día de intensas negociaciones en el Palacio del Elíseo, Emmanuel Macron confirmó esta noche la continuidad de Sébastien Lecornu como primer ministro, semanas después de que este presentara su dimisión.
Lecornu aceptó el encargo “por deber” en un mensaje en su cuenta de X, señalando que su prioridad será lograr un presupuesto para el cierre de año y responder a los problemas cotidianos de los franceses, además de poner fin “a esta crisis política que exaspera a la población y daña la imagen del país”.
Desde el Elíseo, Macron dio “carta blanca” a Lecornu para formar su nuevo gobierno, en un signo de confianza y delegación para recomponer una coalición todavía frágil.
Durante la jornada, Macron se reunió con representantes de casi todos los partidos políticos, desde la izquierda hasta la derecha, excepto con La France insoumise (LFI) y el Rassemblement National (RN), que rechazaron cualquier diálogo. Las declaraciones públicas de algunos líderes presentes mostraron un ambiente tenso y críticas hacia el presidente.
“Estoy sidereada, esto va a acabar muy mal, no tuvimos respuestas ni compromisos reales”, dijo Marine Tondelier por la tarde.
Por su parte, Olivier Faure, jefe del Partido Socialista, afirmó que no habían recibido “ningún acuerdo ni garantías” tras las negociaciones. En línea con LFI, Manuel Bompard calificó la reconducción de Lecornu como un “nuevo gesto desafiante hacia los franceses”.
Desde la extrema derecha, Jordan Bardella, líder del RN, rechazó la designación calificándola de “mala broma democrática” y aseguró que el gobierno “no tiene futuro”.
En sus primeras declaraciones públicas tras su nombramiento, Lecornu advirtió que los grupos que se integren al Ejecutivo deberán desvincularse de cualquier ambición presidencial para 2027 y que el objetivo es mostrar renovación y diversidad en el gobierno.
Además, afirmó que todos los temas tratados en las consultas serán abiertos a debate parlamentario, con la prioridad clara de restaurar las finanzas públicas para proteger la soberanía del país.
Pese al apoyo inicial del presidente, Lecornu enfrenta un futuro incierto. La oposición no parece dispuesta a ceder y la crisis política sigue sin resolverse. La formación del nuevo gabinete será clave y su duración, como en el pasado, está en duda.
El relanzamiento del gobierno Macron-Lecornu llega en un momento crítico, con la imagen de Francia afectada por la inestabilidad y una ciudadanía cada vez más crítica con la clase política.
