El expresidente de Madagascar, Andry Rajoelina, confirmó este jueves que abandonó el país a principios de mes tras recibir “amenazas explícitas y extremadamente graves” contra su vida. Según reportes, fue evacuado el 12 de octubre en un avión militar francés.
El 14 de octubre, las fuerzas de Rajoelina dejaron el palacio presidencial de Iavoloha. Ese mismo día, la Alta Corte Constitucional declaró vacante la presidencia y designó al coronel Michael Randrianirina como nuevo jefe del Estado.
Randrianirina, quien estuvo preso meses atrás por incitación a la rebelión, será investido el viernes 17 de octubre como “presidente de la refundación de la República de Madagascar”. En un comunicado y entrevista televisiva, defendió la toma de poder, asegurando que “no fue un golpe de Estado, sino una responsabilidad debido a que el país estaba al borde del abismo”.
El nuevo gobierno militar promete elecciones en 18 a 24 meses y anunció que iniciará consultas para nombrar un primer ministro lo antes posible. Mientras tanto, un comité de oficiales de distintas ramas supervisará la reforma institucional.
La Unión Africana suspendió a Madagascar de sus órganos con efecto inmediato, condenando el cambio “anticonstitucional” de régimen. La ONU expresó profunda preocupación y Francia pidió preservar la democracia y el Estado de derecho tras la huida de Rajoelina, foco de protestas y descontento popular.
Paradójicamente, Antananarivo se ha desmilitarizado desde el cambio. Donde antes había controles militares y blindados, ahora se celebran conciertos y encuentros culturales, reflejo del movimiento juvenil Gen Z que inició las manifestaciones contra los cortes de agua y electricidad a finales de septiembre.
“Ganamos el derecho a expresarnos, pero seguiremos luchando”, dijo Fenitra Razafindramanga, miembro del colectivo juvenil, durante una celebración en la capital.
Las protestas dejaron al menos 22 muertos y más de un centenar de heridos, según la ONU. La nueva junta intenta ahora estabilizar el país tras semanas de crisis política y social que marcan el fin del régimen de Rajoelina, quien llegó al poder tras un golpe en 2009.
