Por sexto día consecutivo, miles de manifestantes salieron a las calles de Marruecos exigiendo reformas en salud y educación sin incidentes violentos. Este jueves por la noche, las protestas se registraron principalmente en Rabat, Casablanca, Marrakech y Agadir, convocadas por el colectivo juvenil GenZ212, que cuenta con más de 150,000 miembros en su página de Discord.
En Rabat, centenares de jóvenes corearon “El pueblo quiere salud y educación” mientras marchaban por el barrio comercial de Agdal. La concentración terminó en calma, a diferencia de enfrentamientos violentos reportados el día anterior, que dejaron tres muertos.
El primer ministro Aziz Akhannouch habló este jueves tras el Consejo de Gobierno, calificando la situación como “una escalada grave” que afecta la seguridad y el orden público. Pidió paz y propuso diálogo como única vía para resolver las demandas sociales.
“La única vía para tratar los desafíos es el diálogo”, afirmó Akhannouch en referencia a las protestas.
En un punto de prensa, los ministros Mustapha Baïtas, Younès Sekkouri y Abdejabbar Rachidi manifestaron su “comprensión” por las peticiones sociales y anunciaron reformas para modernizar los servicios públicos de salud y educación, incluyendo un decreto para reorganizar el Ministerio de Salud.
El Ejecutivo se mostró abierto a un diálogo institucional, presencial y transparente con los jóvenes, aunque la estructura descentralizada y digital del movimiento, que rechaza líderes visibles, hace difícil ese acercamiento.
Por la noche, GenZ212 emitió un comunicado dirigido al rey Mohammed VI en el que demanda la disolución del gobierno actual por su “fracaso en proteger derechos constitucionales” y pide un proceso judicial justo contra responsables de corrupción.
“Queremos hospitales, no solo estadios”, recalcaron los manifestantes durante las marchas.
Además, reclaman la liberación de todos los detenidos relacionados con las protestas pacíficas y ratifican su rechazo a cualquier forma de violencia que pueda desvirtuar el movimiento.
Las autoridades intentan contener esta ola de protestas que nació en redes y tomó la calle, mientras el gobierno busca una salida dialogada sin ceder a demandas políticas más radicales. La tensión sigue latente en Marruecos, con jóvenes que aprovechan espacios digitales para coordinar y expresar su descontento.
