Marine Tondelier, secretaria nacional de Europe Écologie-Les Verts, acusó al Partido Socialista (PS) de ser responsable de que la izquierda no haya logrado acceder a Matignon tras la suspensión de la controvertida reforma de las pensiones.
En una entrevista en Public Sénat, Tondelier fue contundente: aseguró que la estrategia demasiado conciliadora de Olivier Faure y sus diputados —68 en la Asamblea Nacional— envió un mensaje claro a Emmanuel Macron y sus aliados. “Estaban tan dispuestos a hacer eso —y todo el mundo lo sabía— que eso impidió nuestra nominación”, dijo Tondelier, señalando que esta actitud debilitó la posición de la izquierda para exigir el puesto de primer ministro.
La polémica surgió después de que el ministro Sébastien Lecornu anunciara la suspensión de la reforma de las pensiones, una reivindicación histórica del PS. El gesto buscaba apaciguar el malestar social, pero también se interpretó como un guiño a los socialistas para que no apoyaran la moción de censura presentada por La France Insoumise, los ecologistas y los comunistas.
Al no votar la censura, el PS permitió que el primer ministro permaneciera en el cargo, frustrando así las posibilidades de que un líder del Nuevo Frente Popular (NFP) llegara a la cabeza del gobierno. “Los macronistas pensaban: creo que con los socialistas podemos entendernos”, añadió Tondelier.
Por su parte, Olivier Faure defendió con firmeza su postura en una intervención en BFMTV. Argumentó que optar por el debate parlamentario en lugar de derribar al gobierno era una estrategia realista para favorecer cambios concretos en la vida de los ciudadanos. “Provocar una disolución no cambia la vida de la gente”, explicó, y negó cualquier acusación de haber sido comprado o negociado.
Tondelier, sin embargo, alertó sobre el costo político y social de esta posición conciliadora. Señaló que el PS terminaría apoyando un presupuesto que recortaría las pensiones, fondos hospitalarios y prestaciones sociales, afectando especialmente a los más vulnerables. “Cuando los franceses vean lo que les espera en el proyecto de ley de financiación de la Seguridad Social, va a doler mucho”, advirtió.
La división interna en la izquierda preocupa justo cuando se aproxima un ciclo electoral clave, con las municipales en el horizonte. Para Tondelier, la falta de unidad está minando la moral del electorado progresista y perjudica la posibilidad real de gobernar: “Si toda la semana nos dedicamos a decir que uno es inútil y al otro horrible, participamos en el problema de no llegar al poder”.
La pelea entre los socios del campo progresista marca un escenario complejo, donde la izquierda busca recuperar relevancia y fuerza frente a Macron pero se ve bloqueada por sus propias contradicciones estratégicas.
