Matthieu Chedid presentó el miércoles en Montpellier la nueva versión de Lamomali, su proyecto afro-pop maliense, en un concierto marcado por la ausencia reciente del maestro de kora Toumani Diabaté, fallecido el 19 de julio de 2024.
La Sud de France Arena vibró con una puesta en escena renovada y una atmósfera eléctrica. Chedid recorrió tres veces la pista entre el público, conectando de manera intensa con los asistentes, demostrando que su espectáculo va más allá del simple entretenimiento.
A diferencia de las giras anteriores, el sonido del Arena fue fuerte pero con problemas de claridad, típica de grandes recintos polyvalentes. Sin embargo, esto no restó energía a la presentación, que combinó influencias pop con raíces africanas en un homenaje constante a la cultura mandinga.
El show arrancó con Ama kora y siguió con Je suis Mali, en donde la guitarra acústica de Chedid tomó protagonismo. La cantante Fatoumata Diawara brilló con su talento y presencia en escena, alternando entre la guitarra eléctrica y su potente voz que llevó temas como el clásico de Bob Marley Everything’s gonna be alright y One love.
La formación incluyó a músicos destacados como Madou Diabaté en la kora, Mountaga Diabaté en la voz, Mike Clinton en el bajo y Maxime Garoute en la batería, combinando tradición y modernidad.
En homenaje a Toumani Diabaté, interpretaron Bel ami, una balada folk que bajó la intensidad del concierto para luego encenderlo nuevamente con temas enérgicos como Mama Sam y el éxito Je dis aime, que dejó el solo épico de guitarra y la participación coral del público como momentos álgidos.
Fatoumata Diawara sorprendió tocando la Gibson SG en un solo de guitarra eléctrico con gran calidad, mientras Chedid siguió demostrando su versatilidad con un uso casi mágico de su pedal wah-wah en el tema más emotivo, Manitoumani.
El tramo final explotó con la mezcla funk-disco de Bal de Bamako y Matchistador, con un virtuoso solo de bajo slap, bailes de Mountaga vestido como bola disco, y un despliegue imparable de todos los músicos en escena.
Remate espectacular y cercanía con el público
Después de una hora y media intensa, llegó un rappel de media hora donde Matthieu Chedid se lanzó con su guitarra Gibson y una GoPro al público para un solo interminable. Visitó a personas con discapacidad, niños asombrados y prendió la Arena con su carisma y talento sin ningún descanso.
Para cerrar, con la ayuda del público en un coro danzante, interpretó Je t’aime, antes de salir del escenario. Sin embargo, el dúo volvió para una despedida íntima y acústica con Une âme.
El público de Montpellier despidió a Chedid y su Lamomali con aplausos cerrados y peticiones para que regresen pronto, confirmando que el proyecto sigue vivo y reinventándose pese a la reciente pérdida y los retos técnicos del recinto.
