Moody’s mantuvo la nota crediticia de Francia en Aa3 (equivalente a AA-) pero cambió su perspectiva de estable a negativa este viernes 24 de octubre, señalando un mayor riesgo ligado a la inestabilidad política. Contrario a Fitch y S&P, que ya habían degradado la nota francesa a A+, Moody’s decidió lanzar solo un aviso sin castigo directo.
La entidad explicó que la creciente fragmentación política podría obstaculizar el funcionamiento del Parlamento y complicar la adopción de medidas necesarias para controlar el déficit y la deuda pública. “Esta inestabilidad política puede impedir al gobierno afrontar problemas como el elevado déficit, la deuda creciente y el aumento de los costes de financiación”, afirmó Moody’s.
Un punto clave es la reciente suspensión de la reforma de las pensiones de 2023, considerada esencial para el equilibrio presupuestario a largo plazo. Según Moody’s, un retraso prolongado en esta reforma agravaría las finanzas públicas y reduciría la oferta laboral, afectando el crecimiento económico.
En respuesta, el ministro de Economía, Roland Lescure, calificó la decisión como un “llamado claro para construir un compromiso presupuestario colectivo”. Lascure destacó la importancia de avanzar en medidas concretas para asegurar la estabilidad fiscal.
La situación financiera sigue delicada. El gobierno calcula reducir el déficit del 5,4% del PIB este año al 4,7% en 2024 y aspira a alcanzarlo al 3% para 2029. Sin embargo, la deuda pública, que llega a un preocupante 116% del PIB este año, podría subir hasta el 118% el próximo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que sin ajustes, la deuda podría alcanzar el 130% en 2029. Por su parte, el Consejo de Análisis Económico estima que sería necesario encontrar hasta 112.000 millones de euros en un plazo de 4 a 12 años para estabilizar las cuentas y evitar crisis futuras.
Los mercados reflejan estas tensiones. Francia debe financiar 310.000 millones de euros en 2024 para cubrir déficit y renovar deuda en un contexto de costes de préstamo que se deterioran. El tipo de interés a 10 años ronda el 3,4%, con un diferencial con Alemania que supera los 70 puntos base, muy por encima de los niveles anteriores a la disolución del Parlamento.
Francia ahora paga tasas más altas que España, Portugal y Grecia, y está al mismo nivel que Italia, tradicionalmente considerada como el “paciente europeo”. Esta dinámica aumenta la presión para que el gobierno estabilice sus finanzas y recupere la confianza de los inversores internacionales.


































