La agencia de rating Moody’s confirmó el viernes la calificación Aa3 de Francia, pero redujo la perspectiva de “estable” a “negativa”, señalando riesgos crecientes en la estabilidad institucional y fiscal del país.
A diferencia de Moody’s, que mantuvo la nota de buena calidad de la deuda francesa, Fitch y S&P Global ya habían rebajado la suya a A+, una categoría inferior de deuda de calidad media superior.
Moody’s justifica el cambio por el riesgo de “fragmentación duradera del paisaje político” con gobiernos que enfrentan dificultades para asegurar mayorías parlamentarias sólidas. Esto, dice, podría afectar el funcionamiento efectivo del Estado y debilitar las instituciones.
La agencia advierte que sin controles presupuestarios firmes, el déficit público probablemente será “más amplio y duradero” de lo que esperan, complicando la reducción de deuda.
En respuesta, el ministro de Economía Roland Lescure declaró haber “tomado nota” del informe y subrayó la necesidad urgente de un “compromiso colectivo” para el presupuesto. El gobierno sigue comprometido con su meta de déficit del 5,4% del PIB en 2025 y la reducción a menos del 3% en 2029 conservando crecimiento económico.
Esta evaluación se produce en plena discusión parlamentaria sobre el presupuesto 2025, en un contexto político tenso marcado por la falta de mayorías claras en la Asamblea y presión sobre las finanzas públicas después de años de crisis y protestas sociales.
Moody’s subraya la importancia clave de reformas estructurales que el gobierno francés ha mostrado señales de ralentizar, lo que podría complicar la estrategia fiscal a medio plazo.
El mercado y analistas seguirán de cerca lo que ocurra en los próximos meses con el debate presupuestario y la capacidad del gobierno para mantener la disciplina fiscal y la estabilidad política.


































