Nicolas Sarkozy, expresidente de Francia, ha sido condenado a cinco años de prisión, tres de ellos firmes, por asociación de malhechores en un pacto corrupto vinculado a la dictadura libia de Kadhafi. La justicia francesa estableció que Sarkozy encabezaba un pequeño grupo que tramaba obtener fondos del régimen libio entre 2005 y 2007, junto a sus excolaboradores Claude Guéant y Brice Hortefeux. A estos últimos, exministros del Interior, se les impusieron condenas de seis y dos años de cárcel, respectivamente.
El tribunal confirmó que Sarkozy y sus allegados mantuvieron contactos con personajes clave del régimen, incluyendo a Abdallah Senoussi, cuñado de Kadhafi y condenado en Francia por atentados terroristas. Los encuentros ocurrieron en viajes no oficiales a Libia. Aunque la corte no pudo demostrar que Sarkozy financió su campaña presidencial con dinero libio ni que aceptó fondos ilícitos, sí acreditó su implicación en una asociación criminal contra la Nación, el Estado y la República.
Esta condena marca un precedente inédito: un expresidente francés enviado a prisión no por corrupción directa, sino por conspirar contra el Estado. La decisión se basa en una investigación de más de una década, con un juicio de tres meses que derivó en un veredicto de 400 páginas.
El propio Sarkozy ha rechazado la sentencia y ha presentado recurso junto al Parquet Nacional Financiero (PNF). El caso podría reabrirse en una nueva instancia judicial mientras el exmandatario comienza su encarcelamiento, que esta vez no podrá efectuarse con una medida menos gravosa como un brazalete electrónico.
El fallo ha generado ruido pero también cierta indiferencia pública, reflejo del desgaste en la confianza hacia la clase política en Francia. Nadie cuestiona, sin embargo, la solidez del trabajo judicial, producto de años de investigación y miles de horas de análisis.
Con esta sentencia, Nicolas Sarkozy entra definitivamente en la historia judicial y política del país, enfrentando consecuencias reales por un sistema corrupto que estuvo al frente del Estado en uno de los periodos más turbulentos.
