La votación de la resolución sobre el Sahara Occidental en el Consejo de Seguridad de la ONU prevista para este jueves fue aplazada 24 horas y se espera que se celebre finalmente este viernes 31 de octubre. Oficialmente, el retraso se debe a la emergencia actual en Sudán, pero fuentes internas revelan un escenario mucho más complicado.
Las negociaciones en torno al texto final de la resolución se prolongan hasta el último momento. Diplomáticos confirman intercambios frenéticos, con llamadas constantes y múltiples versiones del borrador circulando en las últimas horas. La cuestión no parece ser un desacuerdo político total, sino los detalles mínimos: palabras, puntuaciones y cláusulas que generan fricción.
Argel, el principal actor que presiona contra la adopción, busca “modificar una coma o cambiar un término”, según varios contactos en la ONU. La capital argelina intenta retrasar la votación indefinidamente y evitar una resolución que consideran desfavorable a su posición frente a Marruecos sobre el Sahara Occidental.
El conflicto en la región, que lleva años sin solución, vuelve a poner en evidencia la división internacional y la compleja diplomacia en el seno del Consejo. La delegación marroquí espera que la resolución avance, mientras Argel maniobra para ganar tiempo.
La importancia del voto radica en que podría marcar un punto decisivo en la gestión del Sahara Occidental, un territorio en disputa entre Marruecos y el Frente Polisario, apoyado por Argelia. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo, conscientes del impacto diplomático y geopolítico.
Por ahora, el Consejo de Seguridad se prepara en Nueva York para esta nueva jornada de negociaciones que definirán el futuro inmediato de una región sumida en tensión desde hace décadas.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				