Viktor Orban ha convertido su visita oficial de dos días en Roma en una serie de provocaciones que complican la posición de Giorgia Meloni, presidenta del Consejo italiano.
Poco después de reunirse con el Papa León XIV, Orban lanzó críticas directas contra Bruselas, cuestionó las sanciones europeas y mostró una clara afinidad con Matteo Salvini, líder de la Liga, uno de sus aliados más cercanos en Europa.
Orban avanza en su proyecto: un eje fuerte contra Kiev que pone en riesgo la delicada estrategia de mediación que Meloni ha intentado mantener entre Budapest y la Unión Europea.
Esta ofensiva pública evidencia la fractura dentro de los gobiernos que intentan equilibrar sus relaciones con Bruselas y Moscú, justo cuando la guerra en Ucrania sigue activa.
Meloni aparece debilitada ante un Orban que se perfila nuevamente como el agente del caos en la UE, tensando aún más las frágiles coaliciones proeuropeas.
El primer ministro húngaro no dudó en exhibir su cercanía con Salvini en diversos encuentros y actos, enviando un claro mensaje sobre su influencia creciente en Italia y en el bloque comunitario.
Por ahora, la visita terminó sin acuerdos concretos, pero con un claro ganador en el terreno político: Orban, cuya agresiva postura ha reconfigurado el tablero europeo y sorprendido a sus socios italianos.


































