París dio un paso contundente contra el coliving, la modalidad de alquiler de habitaciones con espacios compartidos que se cobra a precios elevados, a menudo hasta 1.850 euros por habitaciones de apenas 20 m².
El Consejo de París aprobó esta semana una resolución para anunciar a promotores y operadores privados su rechazo a nuevos proyectos de coliving en la capital francesa. Según Ian Brossat, líder comunista y candidato a la alcaldía, esta medida busca evitar un “desarrollo caótico” de estos espacios, que considera una vía para eludir el control de los alquileres.
La ciudad no impondrá una prohibición legal, pero Brossat explicó que el mensaje será respetado por los desarrolladores debido a la escasez de suelo disponible en París y la voluntad de no enfrentarse con la administración local.
Actualmente, la región de Île-de-France cuenta con unas 7.500 camas en coliving, y solo en la capital hay 6.800 proyectos en marcha, cifras aportadas por Barbara Gomes, responsable municipal del control de alquileres, con datos del Instituto Paris Región (IPR).
El modelo de coliving se encuentra en una “zona gris” legal, a menudo registrado indistintamente como espacio habitacional o superficie comercial, lo que facilita aplicar complementos de renta que escapan al límite oficial, explicó Gomes. Esta dinámica ha sido aprovechada por algunos desde que París endureció las normas sobre Airbnb, señala Brossat.
“El coliving permite una rentabilidad muy alta y atrae a jóvenes activos y estudiantes que tienen dificultades para encontrar vivienda convencional”, añadió Brossat, que también ha presentado una propuesta de ley para definir legalmente el coliving y sus límites.
La ciudad creará además un equipo dedicado a controlar y evaluar las instalaciones que ya existen para vigilar que cumplan con las regulaciones vigentes.
En la discusión, desde la oposición los argumentos no faltaron. Aurélien Véron, diputado de Los Republicanos, consideró que el coliving es marginal y responde a necesidades reales de vivienda.
Pero para la mayoría del Consejo de París, el coliving es un callejón para evadir las políticas de alquiler social y una amenaza para la regulación del mercado inmobiliario, justo en un momento de crisis habitacional en la capital.
