Paris va a transformar la Paris Games Week para convertirse en uno de los eventos más importantes de la industria del videojuego a nivel mundial. La 14ª edición, que se celebrará del 30 de octubre al 2 de noviembre, estrena un formato ampliado para captar a un público mucho más diverso, no solo jugadores.
El gaming seguirá siendo el eje central, pero esta vez se mezclará con otras formas de entretenimiento en vivo, como conciertos, exposiciones de mangas, librerías, y hasta cartas coleccionables. Entre las novedades destaca el esperado concierto filarmónico de Clair Obscur en la Salle Pleyel, cuyas entradas se agotaron en 20 minutos, un claro indicador del auge y cambio de imagen del jugador hoy día.
Nicolas Vignolles, delegado general del Syndicat des éditeurs de logiciels de loisirs (SELL), dejó claro que buscan hacer de la semana un espectáculo 360º, no solo un salón de videojuegos. “Queremos romper con el cliché del gamer encerrado y demostrar que el videojuego es una plataforma compleja que mezcla cine, música y gameplay”, afirmó.
Para lograrlo, la Paris Games Week ha incorporado nuevos socios como Fimalac Entertainment y GL Events, y trabaja para establecer una alianza estratégica con el ayuntamiento de París. La meta es clara: que la ciudad se engalane con la Paris Games Week como ya lo hace con la Fashion Week, iluminando puntos clave como los Campos Elíseos.
El director también adelantó que, aunque este año el evento no tendrá sedes múltiples en París, esta idea sigue sobre la mesa para futuras ediciones. La intención es diseminar la iniciativa por la ciudad, multiplicando el impacto cultural y turístico.
Esta renovación pretende consolidar a París como epicentro global del videojuego, un sector que ya es la primera industria cultural del mundo según los organizadores. El impulso llegará con una oferta de entretenimiento mucho más completa y accesible, desdibujando la imagen tradicional del gamer y ampliando la comunidad.
En resumen, la Paris Games Week ya no es solo un festival para jugadores hardcore, sino una experiencia inmersiva que conecta múltiples expresiones culturales, con ambiciones de renacimiento que podrían transformar la capital francesa en la nueva meca del gaming y la cultura pop.
