Las élites políticas y económicas de Angola muestran un pesimismo creciente sobre el futuro inmediato de su país, según un reciente sondeo de Jeune Afrique realizado entre agosto y septiembre de 2025.
A pesar de que el 81% de estas élites se muestra relativamente confiado sobre su propio porvenir, solo un 58% cree en un futuro positivo para África en general y apenas un 34% confía en el progreso de Angola. El nivel de confianza contradice la expectativa de cambio que generó la llegada al poder de João Lourenço en 2017.
La decepción subida de tono tiene base en la percepción del bajo impacto de las reformas prometidas para romper con la era pasada marcada por la corrupción y la mala gestión. Estas frustraciones van acompañadas de tensiones sociales, evidentes en las protestas recientes contra la subida del precio del combustible y el incremento de los costes de transporte en Luanda.
El estudio, llevado a cabo por el gabinete Sagaci Research en 47 países, destaca que la situación angoleña es especialmente preocupante comparada con el resto del continente, donde el optimismo sobre el futuro es en general más alto.
En el contexto político, el desgaste de la imagen de Lourenço golpea no solo la confianza de las élites sino también amplios sectores sociales que sufren la inflación y la precariedad económica. Las protestas del 12 de julio en Luanda, cubiertas por AFP, reflejan un caldo de descontento que podría amplificarse si las condiciones no mejoran.
En resumen, Angola enfrenta una encrucijada donde la esperanza en cambios estructurales se ve cada vez más minada, incluso entre quienes han liderado o participado de los procesos políticos y económicos en los últimos años.
