París – Un audaz robo en el Louvre este domingo puso en evidencia la fragilidad de la seguridad en uno de los museos más grandes del mundo. En apenas 7 minutos, tres o cuatro ladrones ingresaron al museo tras cortar una ventana con una amoladora eléctrica y utilizar un montacargas para acceder al piso superior, donde robaron varias piezas de la colección real de gemas y diamantes de la Corona.
El incidente genera alarma tras años de advertencias internas y recortes de personal. Según fuentes sindicales, el museo eliminó cerca de 200 empleos en seguridad durante los últimos 15 años, pese a que la afluencia de visitantes aumentaba considerablemente. “No se puede prescindir de la vigilancia física”, afirmó un representante sindical bajo anonimato.
En 2021, la dirección del museo pidió una auditoría a la Prefectura de Policía de París para revisar la seguridad. Las recomendaciones se comunicaron hace semanas, afirmó la ministra de Cultura, Rachida Dati, quien hoy aseguró que las medidas correctivas recién comienzan a implementarse.
La última vez que el Louvre sufrió un robo de gran impacto fue en 1998, cuando desapareció una obra de Camille Corot, que aún no ha aparecido. El expresidente del museo, Pierre Rosenberg, ya lo definía entonces como “un museo frágil”.
El robo actual ha reavivado críticas por el manejo de la seguridad. David Belliard, adjunto ecologista del Ayuntamiento de París, cuestionó en redes sociales la falta de respuesta a las denuncias de trabajadores hechas meses atrás sobre deficiencias en la protección del museo.
Ante la situación, el gobierno de Emmanuel Macron tiene en marcha un ambicioso plan de renovación del Louvre, presupuestado entre 700 y 800 millones de euros para la próxima década. El proyecto, que busca modernizar las instalaciones antes de 2031, incluirá una nueva entrada para descongestionar la emblemática pirámide de vidrio, una sala dedicada a la Joconda y revisiones en la seguridad.
“Se están integrando medidas de seguridad en el gran proyecto del museo”, afirmó este domingo la ministra Dati.
Sin embargo, los sindicatos dudan que las futuras inversiones sean suficientes para garantizar una protección adecuada. En junio, parte del personal llevó a cabo una huelga parcial para denunciar la escasez de efectivos.
La magnitud del robo ocurre en un momento crítico para la reputación y la seguridad del Louvre, que recibe cerca de 9 millones de visitantes al año y apunta a superar los 12 millones tras las reformas. El desafío es monumental: proteger 35.000 obras en 73.000 m² no ha sido resuelto pese a décadas de advertencias.
Las investigaciones policiales siguen abiertas para recuperar los objetos robados y determinar todos los detalles del operativo delictivo. Por ahora, el golpe pone bajo presión a las autoridades culturales y de seguridad nacionales.
