Rusia lanzó en la noche del sábado 27 al domingo 28 de septiembre un ataque aéreo masivo contra Ucrania, según informó Kiev. Cientos de drones y misiles bombardearon la capital ucraniana y la ciudad de Zaporiyia, causando al menos cuatro muertos y una decena de heridos.
El ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Andrii Sybiga, denunció en X (antes Twitter) que la ofensiva golpeó mientras la población dormía, destruyendo edificios residenciales y generando víctimas civiles. Entre los fallecidos hay una niña de 12 años.
El jefe de la administración militar de Kiev, Timour Tkatchenko, confirmó la muerte de cuatro personas, luego de informar primero sobre tres víctimas fatales y al menos diez heridos. Por su parte, el alcalde Vitali Klitschko reportó seis heridos en la capital, cinco de ellos hospitalizados tras este ataque que calificó de “masivo”.
En Zaporiyia, ubicada en el sureste del país, se registraron al menos cuatro ataques, con cuatro heridos confirmados por el gobernador regional Ivan Fedorov.
Kiev acusó a Moscú de desconectar la planta nuclear de Energodar, la más grande de Europa, con la intención de enlazarla al sistema ruso poniéndose en riesgo la seguridad. Esta planta fue tomada por tropas rusas en marzo de 2022 y sigue siendo un punto crítico en el conflicto.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 41 drones ucranianos durante la noche, aunque sin mencionar los daños causados por su ataque.
En respuesta a escaladas en la región, la Polonia vecina anunció la movilización preventiva de su aviación tras detectarse incursiones de unos 20 drones rusos en su espacio aéreo y la presencia de tres cazas en el cielo estonio en menos de dos semanas.
Estos ataques ocurren en momentos de intensa tensión militar entre Rusia y Ucrania y subrayan la inestabilidad creciente alrededor de las infraestructuras críticas ucranianas.
