Seine-Saint-Denis no solo es patrimonio y cultura, también se está convirtiendo en un destino clave para los amantes de la gastronomía en Île-de-France. Nuevos restaurantes y conceptos han apostado por el “93” como territorio de sabores diversos y accesibles.
En Blanc-Mesnil, Maison Blanche se abre paso como un referente gastronómico, del mismo grupo que el restaurante estrella Villa9Trois en Montreuil. Este último mantiene su brillo bajo el mando del joven chef Sylvain Grosjean, que recogió el reto tras la salida de Camille Saint-M’Leux con elegancia y técnica.
Saint-Ouen emerge como epicentro gastronómico con múltiples propuestas que abarcan desde lo mediterráneo hasta el “fast good”. El chef Mohamed Cheikh abrió Meïda, una brasserie con influencias mediterráneas, mientras que el reconocido chef estrella Thierry Marx inauguró el 11 de julio Le Bouillon du Coq, un restaurante con platos franceses a menos de 20 euros.
En la misma ciudad, Chez Miam ofrece hamburguesas gourmet a precios accesibles, mostrando que comer bien en el 93 no está reñido con el bolsillo.
En Aulnay-sous-Bois, la Auberge des Saints Pères sigue atrayendo a gourmets y puristas tras haber renunciado a su estrella Michelin. El chef Jean-Claude Cahagnet continúa con una cocina refinada que merece una parada para quienes cruzan el departamento.
Para los que prefieren un ambiente festivo y dinámico, La Communale en Saint-Ouen es el food court más grande de la región, combinando cultura y gastronomía bajo un mismo techo y ampliando la oferta para locales y turistas.
Otras direcciones a destacar incluyen Muse en Commune Image, un restaurante ligado al arte y el cine, y Feuille de Chou en el MOB House, un espacio hotelero de diseño firmado por Philippe Starck que apuesta por una cocina bio y moderna.
Por último, en Montreuil, Metà e Metà es la parada obligatoria para pizzas napolitanas y productos italianos autenticos, mientras que en Pantin, la cantina eco-responsable La Source ofrece platos sostenibles y de proximidad dentro del espacio cultural Cité Fertile.
Esta diversidad refleja la evolución de Seine-Saint-Denis como un territorio no solo culturalmente rico sino también gastronómicamente vibrante. Si visitas la región, restaurantes y propuestas para todos los paladares están esperando.


































