El presidente Félix Tshisekedi logró frenar este 4 de octubre la fractura dentro de su partido, la UDPS, tras meses de lucha interna entre partidarios y opositores del secretario general, Augustin Kabuya.
En un encuentro celebrado frente a la sede del partido en el barrio de Limete, en Kinshasa, Deo Bizibu, uno de los protagonistas del conflicto, renunció públicamente a su disputa por el control del partido y aceptó la autoridad de Kabuya. “El secretario general es y seguirá siendo el honorable Augustin Kabuya”, afirmó Bizibu, poniendo así fin a una lucha que había dividido al partido desde el pasado 11 de agosto.
La intervención directa de Tshisekedi fue decisiva para evitar una mayor escalada que podría desestabilizar la formación de poder en el país. El acuerdo de paz en la UDPS, que formaliza la unidad hasta la realización del congreso previsto para diciembre, representa un respiro para el presidente en un momento clave de su mandato.
Este cisma había generado incertidumbre política interna, con rumores de posibles rupturas y un debilitamiento del partido presidencial, que lleva más de dos décadas como una fuerza principal en la política congoleña.
“No hay ni vencedores ni vencidos”, resumió Tshisekedi tras el encuentro, dejando claro que la prioridad es la unidad y la estabilidad del partido.
La reconciliación supone también un refuerzo para la estrategia electoral de la UDPS, que preparará en diciembre su congreso nacional en un contexto de renovado consenso interno. Tshisekedi y Kabuya envían así una señal fuerte a sus adversarios políticos y a la opinión pública: la guerra de poder interna queda momentáneamente enterrada.
