Un tercer niño en primaria en Francia enfrenta acoso escolar, y el ciberacoso afecta ya al 18%, según un estudio reciente. El problema crece con la proliferación precoz del uso de móviles entre menores.
La asociación e-Enfance reveló que el 35% de los alumnos se han visto víctimas o testigos de acoso, aumentando un 11% en solo un año. El foco pasa hoy a los alumnos desde 7 años, con especial incidencia en el CE2 (alrededor de 8 años), donde se detecta un 5% de acoso escolar activo.
La directora del programa pHARe en el académie de Montpellier, Carole Drucker-Godard, destaca la implicación de 6,000 “embajadores” alumnos encargados de detectar y ayudar a compañeros vulnerables. En el colegio Port-Marianne, este programa ya incluye seguimiento a la soledad y malestar de los jóvenes.
Pero en el terreno, el drama golpea duro. En Beziers, el suicidio de un alumno de 14 años, Is’Hak, conmocionó al colegio La Dullague. Aunque la investigación policial no encontró vínculo con acoso escolar sino problemas personales, su caso sacó a la luz el grave malestar estudiantil.
Peor aún es la historia de Léo, un niño de 7 años en un pueblo cerca de Montpellier sometido un año a insultos, golpes y extorsiones por un alumno de 10 años. La escuela no aplicó el programa pHARe ni actuó eficazmente. La familia denunció a los responsables después del daño psicológico causado: fobia escolar, autolesiones y un intento de suicidio.
“Hoy, a sus 17 años, sigue con miedo constante a la gente y al mundo, nunca será el niño que pudo haber sido” – madre de Léo
El problema crece en paralelo al acceso temprano de niños a teléfonos móviles. El 65% de los alumnos ya tienen dispositivo personal en primaria, facilitando el acoso digital, sin que las medidas escolares siempre respondan con eficacia.
Esta semana, los alumnos de CE2 a Terminale completan un cuestionario anónimo –ahora permiten firmarlo– para detectar situaciones a tiempo y evitar que el maltrato se vuelva irreversible.
La polémica también alcanzó a la plataforma TikTok, donde el parquet de París abrió una investigación sobre un algoritmo acusado de empujar a los jóvenes vulnerables hacia el suicidio.
El acoso escolar y ciberacoso siguen siendo una emergencia educativa y social en Francia, con víctimas cada vez más jóvenes y daños que persisten años después.


































