El Parlamento Europeo dio luz verde esta semana a una reforma histórica del permiso de conducir que acaba con la vigencia de por vida. El llamado “carnet rosa” tendrá una validez máxima de 15 años para coches y motos, que los Estados podrán reducir hasta 10 años si el permiso también se usa como documento de identidad.
Los permisos para vehículos pesados quedan inalterados, con una duración de 5 años.
La reforma, impulsada para reducir los casi 20,000 fallecimientos anuales en las carreteras europeas, incorpora un sistema de evaluaciones médicas obligatorias en la obtención y renovación del carnet. Los exámenes incluirán pruebas oftalmológicas y cardiovasculares, con una atención especial a los conductores mayores de 65 años, quienes podrán ser sometidos a revisiones más frecuentes o a cursos de reciclaje según decida cada país.
Por primera vez en toda la UE, se uniformiza el permiso probatorio de dos años para jóvenes conductores. Durante este periodo se reforzarán las sanciones y controles bajo criterios estrictos, especialmente sobre el consumo de alcohol, el uso del cinturón y la seguridad infantil. La formación también incluirá una mayor concientización sobre la protección de peatones, niños y ciclistas, los usuarios más vulnerables.
Otra novedad clave es la lucha contra la impunidad en las infracciones transfronterizas. Hasta ahora, ser sancionado en un país no impedía circular en otro. Con la reforma, los Estados intercambiarán información en tiempo real para ejecutar retiradas, suspensiones o restricciones de forma efectiva en toda la UE.
Esta medida va de la mano con la digitalización del permiso de conducir. Aunque el carnet físico seguirá disponible, la versión digital en el móvil deberá convertirse en el formato predominante en toda Europa.
El objetivo: bajar los accidentes y mejorar la seguridad vial en un contexto donde, a pesar de los avances, la cifra de muertes en las carreteras sigue siendo alarmante.
La reforma entrará en vigor tras la aprobación definitiva, y la implementación dependerá de cada Estado miembro, que podrá adaptar ciertos puntos según sus particularidades, como la duración del permiso para mayores de 65 años y las reglas específicas para permisos usados como documentos de identidad.


































