La histórica plaza de toros de Benalmádena, cerrada desde 2010 y declarada en ruina urbanística, está en el centro de un fuerte conflicto local por su futuro. La alcaldía propone convertir la antigua plaza en el «Parque de la amistad hispano-china», un parque temático de más de 24.000 m² con jardines, templo budista y pagoda de 45 metros. El proyecto fue presentado en la feria FITUR 2025 para atraer turismo chino a la Costa del Sol.
La iniciativa, impulsada por el alcalde Juan Antonio Lara (Partido Popular), enfrenta una fuerte oposición de asociaciones vecinales como la presidida por David Domínguez, que denuncia una cesión a intereses privados extranjeros en detrimento del patrimonio y del uso público. Según ellos, el plan ignora la voluntad popular y busca un negocio inmobiliario con inversores chinos, mientras se desplaza un refugio de animales que llevaba 35 años en la zona.
Domínguez denunció que la “mayoría de vecinos rechaza ceder la plaza a inversores chinos” y pide que el espacio se destine a equipamientos públicos o vivienda asequible para la comunidad local. Critica también la exclusión de las asociaciones vecinales en la mesa técnica creada para estudiar el proyecto, donde solo participan funcionarios y representantes taurinos.
Por su parte, el portavoz de Vox en Benalmádena, Joaquín Amann, cuestiona el informe municipal que declara irreparable la plaza, calificándolo de superficial y sin datos claros. Amann pide una evaluación independiente para verificar el estado real del edificio, que, según él, no presenta daños estructurales graves y podría restaurarse.
El debate también gira en torno a la defensa de la tauromaquia, protegida por ley como patrimonio cultural desde 2013. La alcaldía reiteró su intención de rehabilitar el edificio “con un uso sociocultural abierto, que incluya actividades taurinas” si una evaluación externa lo confirma viable.
Este conflicto se produce después de que el ayuntamiento cediera previamente 20.000 m² de terreno, donde existe un parque de atracciones histórico, a un grupo inmobiliario para un complejo hotelero. Esta operación generó críticas similares por priorizar intereses privados sobre la voluntad vecinal y la conservación del patrimonio.
La próxima reunión sobre el futuro del sitio está prevista para diciembre, cuando se esperan avances en la presentación del informe técnico externo encargado por el consistorio para decidir la viabilidad de la rehabilitación o la demolición.
Mientras tanto, los vecinos continúan movilizándose para proteger un monumento que consideran parte esencial de su identidad cultural, frente a un proyecto que vinculan a un negocio turístico con capital extranjero y a un rechazo profundo de la gestión actual en Benalmádena.
