Una nueva escalada en el conflicto entre Rusia y Ucrania vuelve a mostrar su impacto directo dentro del territorio ruso. Este lunes, una ofensiva ucraniana alcanzó la ciudad de Belgorod, cerca de la frontera, causando la muerte de dos civiles, confirmó el gobernador regional Viatcheslav Gladkov en Telegram. Uno falleció en el sitio y otro en el hospital tras la explosión de misiles. Además, la zona sufrió cortes eléctricos masivos que afectaron a miles de personas, y medios locales reportaron daños en una central térmica.
Simultáneamente, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky denunció la presencia masiva de componentes tecnológicos provenientes de países como Estados Unidos, Alemania, Japón, Reino Unido y Suiza en los sistemas de misiles y drones rusos usados para atacar Ucrania en días recientes. Según Zelensky, estas piezas incluyen microprocesadores, sensores y sistemas informáticos clave para el funcionamiento de drones y misiles balísticos como el Iskander y el Kinjal.
“Los microcontroladores de los drones son fabricados en Suiza, mientras que los microordenadores para el control de vuelo vienen del Reino Unido”, explicó Zelensky, quien acusó a esas naciones de no frenar estas cadenas de suministro y anunció que Ucrania ha enviado propuestas para bloquear estos envíos.
En el frente, Rusia confirmó la interceptación de 251 drones ucranianos en la última noche, una de las ofensivas más grandes desde el inicio de la guerra hace más de tres años. De ellos, 40 fueron derribados en Crimea, anexionada por Moscú en 2014, 62 en la costa del Mar Negro y 5 sobre el Mar de Azov.
En la ciudad balnearia rusa de Touapsé, en la región de Krasnodar, un ataque con drones sobre una refinería de petróleo provocó un incendio y dejó dos heridos, según informaron servicios de emergencia locales. En la región de Belgorod, 5.400 personas permanecen sin electricidad tras los recientes bombardeos.
Mientras el conflicto se mantiene tenso, la revelación de Zelensky sobre la dependencia rusa en tecnología extranjera añade presión a países occidentales y aliados para controlar la exportación de componentes que eventualmente alimentan el arsenal ruso.
