El 4 de octubre quedó marcado por una escalada en la ofensiva con drones en el marco de la guerra entre Rusia y Ucrania, que provocó cierres y fuertes retrasos en el aeropuerto internacional de Múnich, y un ataque a una vital refinería en la región rusa de Leningrado, al norte del país.
Drones paralizan aeropuerto clave en Alemania
El aeropuerto de Múnich sufrió graves interrupciones desde la madrugada, luego de que se detectaran varios drones sobrevolando las inmediaciones de la terminal. Según un comunicado oficial del aeropuerto, la operación de vuelos prevista para este día se retrasó y se recuperó solo de forma gradual a partir de las 7 de la mañana. Las autoridades pidieron a todos los pasajeros consultar el estado de sus vuelos previamente a dirigirse al aeropuerto, anticipando retrasos a lo largo de la jornada.
La información fue confirmada tras nuevos anuncios nocturnos sobre la presencia sospechosa de drones, que obligaron al cierre temporal de la terminal y activaron respuestas coordinadas entre la policía y el ejército. Por otro lado, en Praga también se activaron fuerzas de seguridad por reportes similares de dispositivos voladores no identificados en aproximación al aeropuerto.
Putin advierte sobre armas avanzadas y acusa a la OTAN
En medio de esta oleada, el Kremlin afirmó que es peligroso especular con la posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania. El presidente Vladimir Putin señaló que este tipo de gestos dañaría gravemente las relaciones internacionales, incluso con Estados Unidos.
“Todos los países de la OTAN están en guerra con Rusia y no lo ocultan”, afirmó Putin, agudizando la tensión en una guerra que involucra actores globales.
La amenaza de la escalada armamentística se acompaña del análisis de múltiples expertos que esperan que el uso de armas tácticas de precisión como los Tomahawk podría transformar el curso del conflicto.
Víctimas de la guerra: muere fotoreportero francés en Donbass
El frente del conflicto permanece constante y letal. Esta semana, el fotoreportero francés Antoni Lallican, de 37 años, fue asesinado durante un ataque con drones en la región de Donbass, en el este de Ucrania. Lallican trabajaba documentando la guerra cuando un dron impactó la zona donde se encontraba.
Junto a él, el periodista ucraniano Heorgiy Ivanchenko resultó herido en el mismo ataque, un recordatorio brutal del peligro permanente para los corresponsales en la zona de guerra. Las organizaciones de prensa francesas EFJ-IFJ y SNJ confirmaron la trágica noticia y expresaron su condena.
Kirishi: ataque a una refinería estratégica a 800 km de la frontera
En la noche del 3 al 4 de octubre, un nuevo ataque con drones ucranianos golpeó la ciudad rusa de Kirishi, situada en la región de Leningrado, a más de 800 km de la frontera ucraniana. El blanco fue una de las principales infraestructuras energéticas de Rusia: la refinería Kirishinefteorgsintez (Kinef).
El gobernador regional Alexander Drozdenko confirmó en su canal de Telegram que se produjo un incendio en el polígono industrial tras el ataque y que los bomberos trabajan para controlar las llamas. Al mismo tiempo, se reportó que las fuerzas de defensa aérea rusas derribaron siete drones sobre la ciudad.
Kinef es una filial de Surgutnaftogaz y una de las refinerías más grandes de Rusia, con una capacidad de procesamiento de más de 10 millones de toneladas anuales. Produce una amplia gama de derivados petrolíferos esenciales para el mercado ruso, desde gasolina hasta carburantes para aviación. Su funcionamiento es clave para garantizar el abastecimiento energético del país.
Este ataque no es un hecho aislado. El 8 de marzo, la misma planta había sido alcanzada por drones y sufrió daños menores, incluyendo un tanque. Además, el 14 de septiembre se registraron explosiones e incendios en la planta, evidenciando una campaña sostenida de ataques a este punto estratégico.
Contexto y repercusiones para Europa
La presencia de drones implicados en ataques tanto dentro de Rusia como en espacios muy sensibles dentro de Europa, como aeropuertos en Alemania y Chequia, marca una escalada significativa en la guerra tecnológica y de sabotajes que acompaña la confrontación militar directa en el este de Ucrania.
La movilidad y el bajo costo de estos vehículos aéreos no tripulados han cambiado el paradigma del conflicto, expandiendo motores de inestabilidad más allá de las fronteras del frente y creando nuevas vulnerabilidades para infraestructuras civiles y estratégicas europeas.
Además, la respuesta rusa con derribos y cierres temporales de operaciones genera impacto inmediato en el tráfico aéreo regional, con consecuencias económicas y de seguridad para el continente. Alemania, como principal motor europeo, se ve directamente afectada, incrementando la tensión interna y las demandas para mejorar la protección anti-drones.
Por último, la alerta mundial crece al escucharse advertencias casi bélicas de Putin señalando que cada país de la OTAN participa en la guerra. La retórica del Kremlin aumenta la presión geopolítica sobre Washington y Bruselas, donde se discuten posibles nuevas entregas de armamento avanzado a Ucrania y opciones para acelerar el fin del conflicto.
Próximos movimientos y vigilancia internacional
Se espera que las autoridades europeas refuercen los sistemas de detección y neutralización de drones en puntos clave tras los recientes incidentes en Múnich y Praga. El riesgo de ataques similares pone en jaque la estabilidad y seguridad aérea civil.
En el frente ruso-ucraniano, la escalada con ataques a infraestructuras críticas como la refinería de Kinef evidencia la capacidad operativa ucraniana para golpear en profundidad, pero también anticipa represalias más duras y prolongación del conflicto.
La comunidad internacional sigue de cerca las negociaciones entre Moscú y Kiev y el diálogo sobre posibles acuerdos. Sin embargo, las recientes declaraciones y episodios armados muestran que la tensión sigue en niveles máximos, con la guerra tecnológica como nuevo frente abierto en este año decisivo.
