El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, ha ensamblado a unos 800 generales y almirantes de las Fuerzas Armadas en una inusual reunión convocada con poco aviso y sin motivo público claro. El encuentro está previsto para la próxima semana en una base de los Marines en Virginia y abarca a los máximos oficiales con rango de general de brigada o superior, incluyendo a quienes están activos en misiones en el extranjero.
Según la información difundida por Washington Post, esta convocatoria sin precedentes abarca a oficiales desplegados en zonas de conflicto y responsables en regiones clave como Europa, Medio Oriente y Asia-Pacífico. La orden afecta a oficiales y sus asesores directos, en un grupo que supervisa a miles de tropas y donde cada movimiento es observado con preocupación dentro del ámbito militar.
Reacciones internas y ausencia de explicación
Fuentes militares citadas en el reporte muestran una gran inquietud por la falta de información oficial. Un oficial anónimo afirmó que “la gente está muy preocupada, no tiene idea de qué significa esta reunión”. Otro dirigente advirtió que es “inusual y problemático” exigir la presencia de altos mandos en un solo lugar sin comunicarse el propósito o la agenda.
Más aún, la obligación de trasladar oficiales destacados desde teatros activos, incluido el Pacífico, resulta especialmente controversial y genera especulaciones internas sobre posibles cambios o nuevas políticas de defensa.
Contexto: cambios drásticos en el Pentágono
Esta convocatoria sucede días después de una serie de movimientos ejecutivos de Hegseth que han alterado significativamente la estructura del Pentágono. El secretario ordenó una reducción del 20% en el número de generales y almirantes, masivos recortes que incluyeron despidos polémicos de oficiales de alto rango sin causas públicas detalladas.
Entre los despedidos destacan el Teniente General Jeffrey Kruse, director de la Agencia de Inteligencia de Defensa; la Vicealmirante Nancy Lacore, líder de la Reserva Naval; y el Contralmirante Milton Sands, figura clave en el comando de operaciones especiales Navy SEALs. Estos movimientos se suman a una reorientación estratégica impulsada por Hegseth que prioriza la defensa territorial por encima de proyecciones globales, alterando años de doctrina centrada principalmente en amenazas como China.
Además, se ha revelado que Hegseth promovió la idea de renombrar formalmente el Departamento de Defensa a “Departamento de la Guerra”, un gesto simbólico que ha causado desconcierto y alarma en algunos círculos tanto dentro como fuera del gobierno.
Una nueva estrategia nacional en la mira
Estos cambios forman parte de un replanteamiento mayor de la política de defensa estadounidense. El equipo de Hegseth ha planteado una estrategia centrada en proteger el territorio nacional como prioridad principal, relegando la atención estratégica enfocada hasta ahora en la competencia con China y otras amenazas extranjeras.
La estrategia, que aún no se ha presentado en detalle públicamente, exigiría una mayor coordinación interna y podría explicar, aunque sin confirmación oficial, la convocatoria masiva de los máximos mandos militares. El objetivo aparente sería alinear a toda la fuerza militar en un nuevo enfoque y cadena de mando.
Silencio oficial y especulaciones
El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, confirmó la reunión para principios de la próxima semana pero no entregó ningún detalle sobre su contenido ni objetivos. Este silencio solo ha alimentado las especulaciones sobre presiones internas, posibles reorganizaciones o incluso alertas ante riesgos externos no divulgados.
El clima de tensión y confusión dentro y fuera del Pentágono contrasta con la histórica formalidad que ha caracterizado las operaciones militares en EEUU, donde cualquier cambio en altos mandos suele ser anunciado con anticipación y justificación clara.
En una época marcada por desafíos globales y conflictos en múltiples frentes, esta misteriosa convocatoria a gran escala de los más altos generales marca un precedente que expertos y analistas militares monitorean con atención por sus posibles consecuencias estratégicas y políticas.
¿Qué significa para EEUU y sus aliados?
Los generales y almirantes convocados incluyen líderes en teatros sensibles donde Estados Unidos mantiene capacidad de disuasión y presencia directa, como Europa del Este, Medio Oriente y Asia-Pacífico. La interrupción súbita de sus mandos podría afectar operaciones configuradas para el corto y mediano plazo, aunque no hay indicios públicos de una crisis inmediata.
Para Italia y la Unión Europea, esta reunión puede adelantar cambios en la cooperación militar transatlántica o en las prioridades estratégicas de EEUU, que es un socio clave en defensa. La redefinición hacia la defensa interna puede alterar los compromisos internacionales adquiridos en años recientes.
Mientras tanto, el Pentágono opera en un ambiente de incertidumbre interna, y el mundo observa la evolución de esta historia que promete novedades significativas para la seguridad global.
